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Martes, 05 Febrero 2013 20:30

El rostro de Ricardo III según la reconstrucción facial Destacado

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La reconstrucción fue revelada por primera vez.

Una reconstrucción facial basada en la calavera de Ricardo III reveló cómo podría haber lucido el rey inglés.

Se confirmó que un esqueleto encontrado debajo de un estacionamiento corresponde al monarca.

El rostro reconstruido tiene una nariz ligeramente arqueada y una barbilla prominente, similar en sus rasgos a los retratos de Ricardo III, pintados después de su muerte.

El historiador y autor John Ashdown-Hill dijo que verlo fue "casi como estar cara a cara con una persona real".

El acontecimiento se produce después de que arqueólogos de la Universidad de Leicester confirmaron que el esqueleto hallado el año pasado era del rey del siglo XV, al cotejar muestras de ADN de los huesos con la de descendientes de la familia del monarca.

Ricardo III pereció en la Batalla de Bosworth en 1485 a la edad de 32 años, tras sólo dos años en el trono, cuando respondía al desafío de las fuerzas de Henry Tudor, el futuro rey Enrique VII.

Ashdown-Hill, quien escribió "Los últimos días de Ricardo III", expresó: "Los rasgos más obvios en los retratos son la forma de la nariz y la barbilla y ambos son visibles en la reconstrucción facial".

La integrante de la Sociedad Ricardo III, Philippa Langley, iniciadora de la búsqueda, declaró previamente en un documental del Canal 4 de la televisión británica que no parecía "la cara de un tirano".

"Lo siento, pero no parece -dijo-. Es muy buenmozo. Uno podría acercarse a hablarle, tener una conversación con él ahora mismo".

Se agregaron capas de tejido muscular y piel por computadora a una tomografía de la calavera y el resultado se plasmó en un modelo plástico tridimensional.

El esqueleto fue descubierto en 2012 en Leicester, Inglaterra.

"En su presencia"

"Anteriormente dije que cuando me paré ante la tumba en Leicester me sentí más cerca de Ricardo III de lo que jamás había estado, pero cuando vi la reconstrucción facial me di cuenta que había estado cerca del difunto Ricardo III", agregó el especialista.

"Eran sólo huesos, simplemente un cadáver, mientras que frente a la reconstrucción facial, me sentí casi en su presencia".

La reconstrucción facial es particularmente importante, porque no han sobrevivido retratos contemporáneos de Ricardo III.

Ashdown-Hill agregó: "Todos los retratos que le sobrevivieron -incluso los más tardíos con jorobas y cosas que obviamente se agregaron después- son facialmente bastante similares (entre ellos) así que siempre se asumió que estaban basados sobre un retrato contemporáneo pintado durante su vida o posiblemente en varios retratos pintados durante su vida".

Ricardo III murió a los 32 años en la Batalla de Bosworth.

Pruebas contundentes

Expertos de la Universidad de Leicester indicaron que el ADN del esqueleto coincide con el de un descendiente de la familia de Ricardo III.

"No teníamos la certeza de que el cuerpo fuera de Ricardo III, de modo que la reconstrucción facial -particularmente si no había sido posible obtener ADN de los huesos- podría haber sido una pieza adicional de evidencia, y aún lo es", afirmó Ashdown-Hill.

Por su parte, Caroline Wilkinson, profesora de identificación craneofacial en la Universidad de Dundee, explicó que cuando el busto digital en 3D estuvo completo, fue replicado en plástico "usando un sistema rápido de creación de prototipos y fue pintado, se le agregaron ojos prostéticos y se le vistió con una peluca, un sombrero y ropa".

Wilkinson señaló que la artista del equipo de Dundee, Janice Aitken, usó los retratos de Ricardo III en esta etapa como referencia para el estilo y color del cabello, color de ojos, color de piel y vestimenta.

Heridas de batalla

Los científicos explicaron que los huesos encontrados pertenecían a un individuo de entre 20 y 30 años y las pruebas de carbono determinaron que databan de entre 1455 y 1540.

Ricardo III tenía 32 años cuando murió en la batalla de Bosworth en 1485.

El esqueleto presentaba marcas de 10 heridas, incluidas ocho en el cráneo. Dos de estas últimas fueron potencialmente mortales, dijeron los científicos.

Una fue una "rebanada" que extrajo una capa de hueso, la otra fue causada por un arma afilada que penetró y golpeó el lado opuesto del cráneo con una profundidad de más de 10 centímetros, explicó la doctora Jo Appleby, osteoarqueóloga de la universidad.

Según la científica, "estas dos heridas pudieron haber causado una pérdida de conciencia casi instantánea y es probable que después se produjera rápidamente la muerte".

"En el caso de la herida más grande, si la navaja penetró 7 centímetros en el cerebro, lo cual no puede determinarse por los huesos, la muerte pudo haber sido instantánea", precisó.

Agregó que otras lesiones incluyeron cortadas o puñaladas en el rostro y el lado de la cabeza.

El esqueleto mostraba marcas de cicatrices de heridas de batalla, incluidas dos en el cráneo potencialmente letales.

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