Gisela era el ama de llaves y fue acusada, junto con otro trabajador, de sustraer dicho ‘tesoro’ en ese sitio donde se supone que la seguridad es una de las mayores garantías, por lo que, o fue un crimen al estilo ‘Misión Imposible’ o a los guardias los agarraron dormidos. Si es que sucedió.
Las cosas no podían ser más controversiales, de no ser porque se trata del mismo gobernador que se mandó a construir una presa particular y que cuando fue descubierta, por obra de magia desapareció de la faz de la tierra; unos dicen que la dinamitó, mientras el mismo mandatario asegura que las lluvias la derribaron –vaya control de calidad-.
El caso es que Guillermo Padrés vuelve a estar en el ojo del huracán, aunque él se sienta en una plácido paraíso, porque la historia de Gisela es un cúmulo de irregularidades y abuso de poder digno de los más nefastos cacicazgos.
A la chica, que tenía 27 años cuando empezó este vía crucis, le dictaron sentencia, sin derecho a fianza (mientras en el mismo estado a los acusados del incendio en la Guardería ABC los dejaron salir con menos de tres mil pesos), pasándola de un penal a otro hasta sumar cuatro, al más puro estilo de un peligroso criminal.
El día que fue acusada por la familia imperial sonorense, fue encerrada en un cuarto hasta el día siguiente y de ahí pasó a manos de la Policía Estatal Investigadora, quienes la esposaron y llevaron a sus instalaciones para interrogarla, golpearla, insultarla y colocarle una bolsa de plástico en la cabeza para asfixiarla, según relata un documento de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Lo anterior pasó el 13 de marzo de 2011, quedando en libertad 6 días después, dejándola en suspenso por algo peor que estaba por venir, porque el 5 de abril de ese mismo año fue detenida nuevamente y los agentes la golpearon otra vez, le vendaron la cara, la enrollaron en una cobija, le amarraron las manos, la patearon y echaron agua en la cara para ahogarla, todo con el fin de que confesara un delito que nadie pudo comprobarle.
Tras esos hechos de tortura fue arraigada en un hotel y ya nunca volvió a andar libre por la calle, a pesar de que en los nueve años que trabajó con la familia Padrés nunca tuvo algún problema.
En los últimos cuatro años ella y su familia han estado envueltos en un proceso judicial que por supuesto ha generado múltiples gastos y sinsabores, como el hecho de que ya son tres los abogados que han abandonado su defensa debido a que han sido amenazados.
Pero la historia no termina ahí, pues esta semana, el 2 de junio, estuvo a punto de salir libre luego de que un juez federal diera la orden ante la serie de irregularidades en su proceso, amén de que la CNDH emitió una recomendación por la tortura a la que fue sometida.
Mala semana para Gisela Peraza, pues en medio de las elecciones, donde el proceso para elegir al sustito de Padrés está en marcha, algo ‘extraño’ sucedió. Justo ese día donde por fin podría ver la luz, la chica fue sometida a una revisión en su celda, en donde le encontraron, casualmente, cinco envoltorios de droga sintética, ‘cristal’, por lo que fue consignada ante un juez por delitos contra la salud en la modalidad de posesión de metanfetamina con fines de venta. Cuatro años encerrada y justo el día que sale se le ocurre ser torpe. No cabe duda, el guionista del gobernador Padrés ve solo telenovelas.
¿Por qué esa saña contra una trabajadora que para el tiempo en que llevaba con la familia debía ser de confianza? ¿Hay algo más detrás de todo? ¿Algo vio, algo sabe? Al parecer, de acuerdo a su familia, así es. Algo debió ver o saber Gisela, la única con acceso a ese mundo de secretos que son las alcobas de una casa de gobierno –el supuesto robo habría sido perpetrado justo ene se lugar- para que valga la pena invertir tantos recursos judiciales y de gobierno por una cantidad que para alguien como Padrés es como quitarle un pelo a un gato. Insistimos, si es que sucedió dicho robo.
Sobre la droga, sus defensores aseguran que fue sembrada con el único fin de que Gisela no saliera antes de las elecciones que se llevarán a cabo el próximo domingo 7 de junio, pues se había anunciado que a su salida daría una conferencia de prensa.
A esto hay que agregar que los familiares de la joven han denunciado que le ofrecieron la libertad y dinero con la única condición de que pusiera tierra de por medio y se autoexiliara en cualquier lado, y por supuesto, que se callara la boca. Por lo visto Gisela no aceptó y ahí están las consecuencias.
Algo pasó entre esas paredes que fungen como dormitorio. Algo inconfesable que derivó en una tortura y un drama de último momento. Por lo pronto, su situación jurídica será determinada por un juez el próximo lunes 8 de junio. Casualmente, cuando la elección crucial haya pasado.
Miguel Ángel Castillo