Con esta resolución Ávila Beltrán podrá abandonar sin ningún impedimento el Centro Federal de Readaptación Social en el estado de Nayarit donde se encontraba presa desde el año 2013.
La PGR detalló en un comunicado, que derivado del recurso de apelación interpuesto por Ávila Beltrán en contra de la sentencia de cinco años a la que fue condenada en 2013, el pasado 6 de febrero de 2015 la Magistrada del Segundo Tribunal Unitario del Tercer Circuito, “revocó la sentencia dictada por el Juez Séptimo de Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de Jalisco, ordenando su inmediata libertad argumentando que Ávila Beltrán, ya había sido juzgada por el mismo delito, tanto en México como en el extranjero, resolución que no admite recurso alguno”, precisó la PGR.
Sandra Ávila en septiembre del 2007 fue detenida por Fuerzas Federales en el Distrito Federal y se le procesó penalmente por el delito de Recursos de Procedencia Ilícita en la causa penal 101/2003, en el Juzgado 18 de Distrito de Procedimiento Penales Federales en el Distrito Federal, en el cual fue absuelta.
El 15 de febrero de 2011, continúa el documento, el Juzgado Séptimo de Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de Jalisco, libró orden de aprehensión por los delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita a solicitud del Ministerio Público de la Federación en contra de Beltrán Ávila dando inicio a la causa penal 46/2011, el 23 de febrero del mismo año se cumplimentó a esta última orden.
En agosto del 2012, Sandra Ávila fue entregada a las autoridades estadounidenses en cumplimiento al acuerdo de extradición del 12 de junio del 2012 para ser juzgada en el país vecino, el 25 de julio del 2013 la Corte Federal para el Distrito Sur de Florida, dictó sentencia condenándola a una prisión de 70 meses al declarársele culpable.
Como resultado de su extradición, en septiembre del 2012 se suspendió el procedimiento de Ávila Beltrán dentro de la causa penal 46/2011.
El 7 de agosto del 2013 el Juez Séptimo de Distrito de Procesos Penales Federales en el Estado de Jalisco, dictó orden de reaprehensión y el 20 de agosto del mismo año, Ávila Beltrán fue repatriada a México y le fue cumplimentada la orden de reaprehensión para continuar con el proceso penal dentro de la causa 46/2011, siendo recluida en el Centro Federal de Readaptación Social en el estado de Nayarit.
El 5 de septiembre del 2014, Sandra Ávila Beltrán, fue condenada a cinco años de prisión y mil días de multa por ser penalmente responsable en la comisión del delito de operaciones de procedencia ilícita.
“LA REINA DEL PACÍFICO”
Sandra Ávila Beltrán nació el 11 de octubre de 1960, en Mexicali, Baja California, en el seno de una familia de contrabandistas del estado de Sinaloa. Su tío es Miguel Ángel Félix Gallardo, conocido como “El Padrino”, uno de los grandes capos de la década de los 80, junto con Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca Carrillo. Su vida diaria transcurría en compañía de los señores de la droga, muy conocidos en su juventud.
Ávila Beltrán vivió desapercibida en Guadalajara, Jalisco, y Hermosillo, Sonora, hasta que la policía encontró más de nueve toneladas de cocaína en un barco en el puerto Pacífico de Manzanillo, Colima; el hallazgo motivó su detención el 28 de septiembre de 2007 y es a partir de entonces que se convirtió en un personaje.
Esta mujer, sobre la cual se ha tejido todo un mito tras la publicación de un libro, tiene un pasado poco conocido, más allá de lo plasmado en corridos y en investigaciones periodísticas.
Paradójicamente, Ávila Beltrán quería ser periodista. A los 18 años de edad se inscribió en la escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) que en ese entonces, al inicio de la década de los 80, tenía poco tiempo de inaugurada.
Solía llegar tarde a clases, casi siempre dos horas después de iniciada la jornada. Entraba en silencio al aula y se sentaba en la primera silla disponible.
Un excompañero de clases la recuerda como una chica muy callada, con pocos amigos y de actitud desconfiada.
Pero era difícil que pasara desapercibida. A esa universidad privada, una de las más caras de México, solía llegar a bordo de lujosos automóviles nuevos.
"Bajaba superemperifollada (ostentosa) con muchas joyas. Usaba collares gruesos de oro que estaban de moda en esa época", recuerda su excompañero quien prefiere permanecer anónimo.
"A nosotros nos parecía sospechoso, tenía toda la imagen de ser pariente de narcos o novia de alguno porque era demasiada ostentación. A los 18 años y con tanta joya encima nadie se le acercaba".
Años después las sospechas parecieron confirmarse, cuando Sandra Ávila fue acusada de manejar las finanzas del Cartel de Sinaloa, así como de organizar una operación para traficar 30 toneladas de cocaína a Estados Unidos.
Pero los cargos no pudieron probarse en México, y ante una corte de Miami la mujer se declaró culpable de asistencia económica a un narcotraficante.
Se casó dos veces y ambos maridos –irónicamente– fueron comandantes de la policía antidrogas que llegaron a ser traficantes. Los dos fueron ultimados por asesinos a sueldo con cuchillo por la espalda. La policía le atribuye su ascenso al poder en el mundo de la droga gracias a su físico pero antes que nada a su inteligencia para los negocios, a sus movimientos tranquilos, que son los de una reina de belleza, que según algunas voces, inspiraron al escritor español, Arturo Pérez Reverte a escribir una de sus obras más famosas en Latinoamérica: “La Reina del Sur”.
En 2002, su hijo, Luis Fuentes Ávila fue secuestrado, y para rescatarlo pidió ayuda a la policía. Algo que nunca hubiera hecho si realmente tuviera influencia en la organización, cuenta un periodista local.
Su tercera pareja también fue asesinada y ella misma escapó a un atentado, presuntamente organizado por uno de sus esposos.
La "Reina del Pacífico", salió del penal conocido como "El Rincón" la noche del sábado 07 de febrero sin dar declaraciones, en una camioneta que fue seguida por varios vehículos en los que viajaban sus familiares, informaron varios medios locales citando a fuentes oficiales.
El Dato
Fuente: Crónica.com.mx
Cuando vivía en Jalisco en el 2002, un grupo de hombres secuestró durante 17 días a su único hijo: querían cinco millones de dólares para no matar al heredero de La Reina del Pacífico. El rapto dejó algo más que el pago de un rescate y el miedo de ser víctimas de la delincuencia, también la puso al descubierto ante las autoridades. La desesperación de madre, la hizo cometer uno de los mayores errores de su carrera delictiva: la mujer llamó a la policía para que le ayudaran a rescatar al menor, y así las autoridades descubrieron que detrás de quien dijo ser una pequeña empresaria había toda una red dedicada a actividades ilícitas. Todo comenzó el jueves 18 de abril de 2002, de acuerdo con reportes de la Procuraduría de Justicia de Jalisco. Pasaban de las siete de la noche. El hijo de Sandra Ávila Beltrán estaba en el gimnasio donde acostumbraba asistir diariamente, en el fraccionamiento Puerta de Hierro, en Jalisco. José Luis Fuentes Ávila se ejercitaba en ese lugar cuando un grupo de hombres armados y con el rostro cubierto con capuchas entró al lugar. Los sujetos se encaminaron hacia el joven que en ese entonces tenía 15 años. Lo tomaron y se lo llevaron sin que los vigilantes se dieran cuenta de lo que había sucedido. Quienes supieron del secuestro pensaron que lo habían hecho para exigir dinero, pues la madre del adolescente era dueña de algunos negocios en el estado. En aquel entonces Sandra Ávila usaba el nombre de María Luisa Ávila y se mostraba como la propietaria de algunas clínicas de bronceado. Así, con esa “máscara”, la mujer se acercó a las autoridades de la Procuraduría de Justicia local para que rescataran a su hijo. El monto del rescate exigido era, por mucho, superior a lo que normalmente sería solicitado a una empresaria de su categoría. Los captores querían cinco millones de dólares en efectivo. Esto despertó las sospechas de la policía la cual comenzó las investigaciones del secuestro. Entre sus acciones comenzaron el rastreo de las llamadas telefónicas que recibía la mujer. Además, siguieron todas las actividades que realizaba desde tiempo antes. Al notar esto, Sandra Ávila Beltrán pidió a la policía se retirara del caso. Temía que las indagatorias revelaran su verdadera identidad. Pero la Procuraduría General de la República (PGR) ya estaba enterada del hecho y había comenzado a investigarla. El 5 de mayo de ese año José Luis Fuentes fue liberado. Sobre el pago del rescate hubo dos versiones: una aseguraba que entregó un millón 400 mil dólares, otra indicaba que en realidad fueron tres millones. Aunque todo parecía haber terminado, las autoridades siguieron investigándola. Y en tan sólo unos meses descubrieron que quien decía ser María Luisa Ávila era en verdad otra persona. La PGR supo que utilizaba, cuando menos otros cinco nombres, de acuerdo con el expediente 002/MPFEADS/002. Sandra Ávila López, Sandra Luz Arrollo Ochoa, Karla Orozco Lizárraga, Andrea Medina Reyes o María Luisa Ávila Beltrán fueron las identidades descubiertas por la policía. Los agentes encontraron que ella tenía a su nombre 225 predios, dos casas y una empresa, en Hermosillo, Sonora. Para el 6 de octubre las autoridades ya habían decomisado casas, terrenos, joyas y automóviles que pertenecían a quien había dicho ser una pequeña empresaria. Según los reportes, el valor de los inmuebles era de 17 millones 96 mil 167 pesos; el de los vehículos un millón 851 mil; el lote de joyería un millón 826 mil 404. Todo daba un total de 21 millones 672 mil 825 pesos. Y todo fue decomisado por la PGR. Pero para ese entonces Sandra Ávila Beltrán, La Reina del Pacífico, ya había escapado.