En esa corrida, Karla tomaba la alternativa: la ceremonia mediante la cual el novillero o el torero primerizo adquiere la categoría de matador de toros. Pero no fue bien. Recibió dos cornadas, una en el muslo derecho, de 12 centímetros, y otra en el glúteo, de 10.
Madre soltera de una niña que nació en octubre de 2009, hace algo más de un año confesaba en una entrevista que su hija había sido «un aliciente»para su carrera, que tuvo que dejar durante un tiempo. «Me acompaña a muchos entrenamientos y cuando la llevo al campo o a la plaza disfruta mucho de verme torear. Para mí es una emoción muy fuerte tenerla a mi lado», explicaba en una entrevista en 2013. Y aunque las heridas no ponen en peligro su vida, siempre quedará en su recuerdo la tragedia que reinó en una de las tardes más importantes de su vida. Karla, que apenas unos meses atrás cortó una oreja en la misma plaza, con distinta suerte.