El documento –que el Vaticano ya tradujo a 39 idiomas y difunde a nivel mundial– cuestiona duramente cinco reformas constitucionales de Peña Nieto: la política, la energética, la fiscal, la educativa y la de telecomunicaciones (Proceso 1959).
La Presidencia de la República respondió a estos cuestionamientos en el documento Respuestas al Episcopado Mexicano, en el que detalla una a una las supuestas ventajas de sus reformas.
Sobre la energética, por ejemplo, indica que será para “utilizar los vastos recursos naturales de forma racional y sustentablemente para tener una economía más próspera, equitativa y competitiva, así como mejores servicios y productos energéticos”… “crecimiento y prosperidad para las familias mexicanas”.
Peña Nieto espera la respuesta de la jerarquía católica a su argumentación, con la esperanza de obtener su aval a las reformas. Pero los obispos le han dicho que le responderán hasta después de concluir la visita Ad Limina que los mantiene muy ocupados.
Comenta Lira Rugarcía:
“Ahorita nos es muy difícil responderle al presidente Peña Nieto, pues los obispos estamos yendo y viniendo a México y al Vaticano constantemente. Primero necesitamos analizar bien su documento y, claro, asesorarnos con especialistas, pues los obispos no podemos saberlo todo. Eso lo haremos después de la visita Ad Limina. Hasta entonces el episcopado dará su respuesta a la Presidencia de la República.”
El pasado martes 20, un grupo compuesto por obispos mexicanos y representantes de la curia romana tuvieron un encuentro con el embajador de México ante la Santa Sede, Mariano Palacios Alcocer, en el que abordaron el asunto.
Lira Rugarcía, quien estuvo en la reunión, revela:
“El embajador Palacios Alcocer nos invitó a su residencia en Roma, pues las oficinas de la embajada son muy chicas. Fue realmente un convivio. Ahí el embajador nos dijo que el presidente Peña Nieto ya había dado respuesta a nuestras inquietudes en tiempo y forma. Y confiaba en que los obispos analizaríamos bien el documento del presidente para darle también una respuesta. Le dijimos que sí lo haríamos, pero después de la visita Ad Limina.”
A la residencia del embajador asistieron, entre otros invitados, los obispos de las provincias de Yucatán, Xalapa, Oaxaca, Acapulco, Morelia y Chiapas, así como el cardenal italiano Giussepe Bertello, quien fue embajador de la Santa Sede en México y actualmente preside la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano.
Por cierto, Palacios Alcocer fue quien, en 1991, le dio soporte legislativo a dos cambios históricos realizados por el presidente Carlos Salinas de Gortari: el reconocimiento jurídico a la Iglesia y la reanudación de relaciones diplomáticas entre México y la Santa Sede.
Ahora el priista queretano tiene una encomienda difícil: lograr el apoyo papal a las reformas de Peña Nieto.
Para conseguir ese apoyo ya se habla de una reunión entre el propio mandatario mexicano y Jorge Bergoglio, a realizarse muy probablemente el próximo 7 de junio en el Palacio Apostólico del Vaticano.
Al respecto, dice el secretario general del episcopado: “He escuchado la versión sobre ese próximo encuentro. Si es así, será muy positivo”.
–Ya podrá Peña Nieto hablarle directamente al Papa sobre sus reformas y su política de combate al narco.
–Sí, claro, informarle sobre esas funciones que competen a las autoridades civiles. A nosotros como obispos, repito, el Papa nos está recomendando no inmiscuirnos en cuestiones políticas para combatir la violencia, pues nuestra función es promover la paz y la reconciliación a la luz del evangelio.
Rodrigo Vera, Fragmento de Proceso