Es inadmisible que la administración pública federal consuma sólo en servicios personales más de un tercio del gasto público, y que la alta burocracia tenga salarios que no se corresponden con la realidad de un país en crisis. En doce años el gasto en los salarios de la burocracia mexicana se duplicó: en 2001 ascendían a 410 mil millones de pesos (mdp), para este año los servicios personales nos costarán más de 963 mil mdp.
El mejor ejemplo de esta falta de solidaridad y compromiso con el pueblo que los mantiene, son los salarios y prestaciones de la alta burocracia mexicana, desde el presidente de la república, hasta los magistrados, pasando por legisladores y consejeros de los organismos autónomos.
Veamos: El presidente Enrique Peña Nieto tendrá un sueldo anual de tres millones 54 mil pesos, que incluye 883 mil pesos en prestaciones y 830 mil pesos como “pago extraordinario por riesgo”. El sueldo bruto mensual de Peña Nieto será de 254,581.
Un diputado federal percibirá en 2014, un millón 891 mil pesos, es decir, un sueldo bruto mensual de 157,588. Un senador de la república percibirá un millón 982mil pesos, lo que implica un ingreso mensual de 165 mil pesos. Tanto a diputados como a senadores hay que sumarles los apoyos parlamentarios que reciben aparte, muchas veces de forma discrecional.
Los presidentes de los órganos autónomos tienen sueldos mayores. El presidente del IFE ganará tres millones 33 mil pesos, 252 mil pesos al mes. El titular de la CNDH apenas ganará 65 mil pesos menos al año que el titular del organismo electoral.
Es sin embargo en el Poder Judicial donde los sueldos se disparan. Un magistrado de la Corte mexicana tendrá en 2014 un sueldo bruto mensual de 528,621 pesos, esto suma seis millones 343 mil pesos al año. Esos sueldos se repiten entre los integrantes del Consejo de la Judicatura Federal, del Tribunal Electoral federal.
Sólo para recordar. El salario mínimo mensual es de 1942 pesos al mes, en tanto que el salario base de cotización ante el IMSS apenas supera los siete mil pesos mensuales. Una sociedad con las carencias que tiene el país no puede tener tales disparidades entre el promedio de la población y la alta burocracia; no justifica un país con la mitad de la población en la pobreza y salarios millonarios a la alta burocracia mexicana.
Rubén Martín
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