Cifras oficiales en México dan cuenta de una recuperación del empleo después de la pandemia de COVID-19, pero especialistas piden poner la lupa en la calidad de los trabajos que se están creando para las mujeres.
Un informe mundial reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) echa por tierra el optimismo de esos datos. Maricarmen Telloli se despierta todos los días a las 5 de la mañana "o a las 4 si despierto sin alarma".
Prepara un café, enciende la computadora y hace tareas de su carrera de partería. A las 6, despierta a su hija Maya, de 10 años de edad, y mientras ella se prepara para ir a la primaria, Maricarmen hace su lunch. A las 7 la lleva a la escuela y de ahí va al centro de la Ciudad de México a comprar material para su trabajo en casa.
Va por Maya a la escuela, vuelve a casa, prepara algo de comer, sigue en el trabajo. Los días que Maya va al karate, Maricarmen va a la paquetería a dejar envíos. Duerme a su hija a las 9 de la noche; se prepara otro café, sigue trabajando y duerme. Una jornada de 19 horas de trabajo en promedio. Maricarmen es una de las 23.444.760 mujeres que se encontraban "ocupadas" en México en enero de 2023, según la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi publicada el pasado 2 de marzo. Una tasa de desocupación de 2,9%, de acuerdo con las cifras, menor a la de hombres, de 3,1%.
Las mujeres ocupadas que contabiliza el Inegi en este año son más de 1.699.295 a las que registró en enero del año pasado y similares a los promedios anteriores a la pandemia, lo que habla de una recuperación en el empleo femenino después de la contingencia sanitaria.
Los números son, en principio, alentadores, pero hay que poner la lupa en la calidad de trabajo que se está creando, dice Aleida Hernández Cervantes, doctora y maestra en derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Autónoma de Sinaloa, especialista en igualdad de género, derechos de las mujeres y reforma laboral en México.
"Habría que revisar con mucho cuidado a qué tipo de empleo se están reincorporando las mujeres, darle un seguimiento puntual a los ingresos de ese empleo. Para que podamos hablar de calidad en el empleo tenemos que hablar de un empleo que tenga protección social; eso implica que tengan servicios de salud, que estén cotizando en la seguridad social y que tengan derecho a la estabilidad en el empleo", dice Hernández en entrevista con Sputnik.
Maricarmen, de 39 años de edad, no está afiliada al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ni tampoco tiene seguro de gastos médicos privado ni vacaciones pagadas ni fondo de ahorro ni utilidades ni vales de despensa ni otro tipo de prestaciones. "Yo tengo un fondo de ahorro privado en el cual aporto para mi retiro, que no podré tocar en 40 años, lo cual es un lujo porque podría usarlo para pagar un auto o cualquier otra de las necesidades que tengo.
Lo que quiero decir es que cuando uno no tiene prestaciones laborales como seguro o ahorro, es frágil. No tenemos IMSS ni nada. Si mi hija se enferma voy a una clínica que cuesta 150 pesos".
Tampoco hay claridad sobre los salarios en la recuperación que plantean las cifras oficiales. "Sí hay mucha atracción de empleos con un mediano ingreso, pero que no tiene protección social. Eso nos indica que no van a tener servicios de salud, que no van a tener cotización a la seguridad social. Eso no siempre lo refleja la encuesta", dice Hernández.
En un informe de marzo de 2023, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) publicó un nuevo indicador llamado "la brecha de empleo", que incluye a todas las personas sin empleo que están interesadas en encontrar un trabajo y que echa por tierra el optimismo de las cifras mexicanas oficiales.
Según el informe New data shine light on gender gaps in the labour market (Nuevos datos arrojan luz sobre las brechas de género en el mercado laboral), el 15% de las mujeres en edad de trabajar en todo el mundo desearían trabajar pero no tienen empleo, frente al 10,5% de los hombres.
"Esta brecha de género —dice la OIT en su informe— se ha mantenido prácticamente invariable durante dos décadas (2005-2022)".
Las tasas mundiales de desempleo de mujeres y hombres son muy similares (en el caso de México, por ejemplo, 3,1% y 2,9% en enero de 2023, respectivamente) porque los criterios utilizados para definir el desempleo tienden a excluir "de forma desproporcionada a las mujeres", señala el organismo internacional.
La brecha laboral es más grave en los países en desarrollo, dice la OIT, donde la proporción de mujeres que no pueden encontrar un empleo alcanza el 24,9%.
La tasa correspondiente a los hombres en la misma categoría es del 16,6%, un nivel significativamente inferior al de las mujeres.
Las encuestas como la ENOE en México no brindan un panorama de que las mujeres que se reincorporan a un trabajo lo van a mantener por algún tiempo o si tienen una posibilidad de que no sean empleos de los que estén entrando y saliendo con toda facilidad, dice Hernández, "porque si hay algo que caracteriza el empleo femenino es que es un empleo que del que los empleadores fácilmente deciden prescindir.
Prescinden mucho más del empleo ocupado por las mujeres que del ocupado por hombres y eso está estudiado históricamente: que ubican el empleo femenino como una especie de complemento del ingreso familiar".
Conciliación imposible Maricarmen Telloli es comunicóloga de formación, asesora profesional de porteo certificada por Die Trageschule Dresden, doula por DONA International y estudiante de partería. Es integrante de la Sociedad de industriales y creadores de portabebés, la BCIA. Hace una década, cuando nació Maya, renunció a un empleo formal.
"Mientras tenía mi profesión, tuve a mi hija, nadie me había preparado para el trabajo laboral y trabajo de madre, había responsabilidades de cuidado y de casa y profesional, fue demasiado", cuenta Maricarmen en conversación con Sputnik. "Y en ese espacio laboral no había posibilidad de negociar y decidí no volver. Y aprendí un reconocimiento enorme a las mujeres que se mantienen en esos espacios laborales y cuidan a sus hijos.
Es demasiada presión como gestionar esos malabares y ante esa presión decidí buscar una forma de trabajo que me permitiera organizar y avanzar y criar en este sistema".
"Las mujeres tenemos que organizar nuestro tiempo. Es difícil, agotador, buscar el ingreso y después buscar la profesionalización, el reconocimiento económico a lo que hacemos. La conciliación entre cuidados maternos y el trabajo es difícil, pero es más difícil tener una conciliación de profesionalización con autoreconocimiento y con ingreso", dice.
El informe de la OIT señala que las responsabilidades personales y familiares, incluido el trabajo de cuidados no remunerado, afectan "desproporcionadamente" a las mujeres. Según el documento de la OIT, que cita datos actualizados recientemente de ILOSTAT, un factor importante para reducir la participación de las mujeres en la fuerza laboral a nivel mundial es la crianza de los hijos.
Para las personas entre los 25 a 54 años de edad con al menos un hijo menor de seis años, la brecha de participación en la fuerza laboral es de 42,6 puntos porcentuales, con una participación femenina del 53,1% y masculina del 95,7%.
"Las mujeres siempre están buscando tener trabajos con horarios más flexibles por este papel que tienen de cuidados", dice la doctora Hernández Cervantes.
"Este rol con los cuidados implica que tienen que estar moviéndose todo el tiempo en función de los horarios de los hijos, de los padres que cuidan, de las enfermas, de sus familias".
Para la especialista, en la medida que no se cambien o no se modifique los roles en el hogar y en los cuidados en donde participen más los hombres, las mujeres van a seguir buscando y se van fortalecer en el empleo que tiene que ver con este modo flexible, pero precario.
Vigilancia a la IP El informe de la OIT pone énfasis en otro punto clave: la brecha salarial. A nivel mundial, por cada dólar de ingresos laborales que ganan los hombres, las mujeres ganan sólo 51 céntimos. Según el reporte, en los países de renta baja y media-baja, la disparidad de género en los ingresos laborales es mucho peor: las mujeres ganan 33 y 29 céntimos por dólar, respectivamente.
En México, señala Hernández, las mujeres se han visto beneficiadas por algunas de las políticas del Gobierno federal como los aumentos constantes en el salario mínimo o por la reforma laboral de mayo de 2020.
Ana Varela, empresaria y fundadora de la marca Mangle Verde, fabrica ropa y peluches desde hace 18 años. Ahora, por primera vez abrió un taller fuera de su casa en el municipio de Coatepec, en el estado de Veracruz, al sur de México.
Ana contó con apoyo cuatro becarios trabajadores de Jóvenes construyendo el futuro, uno de los programas estrella del presidente López Obrador en el que el Gobierno paga el salario de jóvenes empleados en talleres particulares con el objetivo de que aprendan oficios y puedan desempeñarlos más adelante.
Ahora, Ana solo tiene contratada a una joven, pero ya fuera del programa.