El periodista Marco Antonio Ávila García, quien el jueves había sido secuestrado por tres pandilleros en Ciudad Obregón (Sonora) en un autolavado de coches, fue encontrado muerto ayer. El reportero de sucesos para «El regional» y «El diario de Sonora» fue estrangulado y su cadáver, abandonado en una carretera a 120 kilómetros del lugar del secuestro. Según el portavoz de la fiscalía estatal, el cuerpo de Ávila, de 39 años, mostraba signos de tortura.
El cadáver, semidesnudo, estaba oculto en bolsas negras de basura. Junto al occiso, un mensaje escrito en hoja de cuaderno cuadriculado cuyo contenido aún no se ha hecho público. Las autoridades no dudan de que este crimen sea un ataque del crimen organizado vinculado al narcotráfico.
El estrangulamiento fue también la causa de la muerte del periodista René Orta Salgado, encontrado el domingo pasado en Cuernavaca, y de la corresponsal de la revista «Proceso» en Veracruz, Regina Martínez, quien fue asaltada en su domicilio en Xalapa a finales de abril.
El 3 de mayo fueron hallados en el puerto veracruzano los cuerpos descuartizados de tres reporteros gráficos de «Notiver» –Gabriel Huge, Guillermo Luna y Esteban Rodríguez– y de una empleada administrativa del periódico local «El dictamen».
Además, las instalaciones de los diarios «El mañana» y «Hora cero», en el estado de Tamaulipas, fueron blanco de ataques armados días atrás, sin que se produjeran víctimas. «El mañana» ha anunciado que dejará de publicar noticias relacionadas con el crimen organizado, decisión que «Hora cero» ya había adoptado tiempo atrás.
Desde 2000, son 81 los periodistas asesinados en México, según la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, cifra que la Federación Latinoamericana de Periodistas eleva a 92. Además, 15 informadores permanecen en paradero desconocido.