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Domingo, 26 Julio 2020 16:53

‘Moches’, clave en 2013 para el aval a la reforma energética

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El panista Ricardo Anaya, quien presidía la Cámara de Diputados en 2013. Su partido respaldó la reforma energética de Enrique Peña en diciembre de ese año. El panista Ricardo Anaya, quien presidía la Cámara de Diputados en 2013. Su partido respaldó la reforma energética de Enrique Peña en diciembre de ese año. Cristina Rodríguez

Ciudad de México. Entre octubre y diciembre de 2013 en la LXII Legislatura de la Cámara de Diputados, durante la discusión sobre la reforma energética, las bancadas de PRI y PAN negociaron etiquetar recursos en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) para obras promovidas por los diputados que lo desearan.

De los montos autorizados a cada proyecto de infraestructura, se denunció públicamente que el coordinador Luis Alberto Villarreal promovía el cobro de moches, a alcaldes y gobernadores como denunciaron en ese momento integrantes de la propia bancada panista.

Asimismo, cada grupo legislativo recibió en esos meses bonos extraordinarios, como evidenció la bancada de Movimiento Ciudadano (MC) porque, sin solicitarlo, a su cuenta bancaria se depositaron 15 millones de pesos desde la Secretaría General en San Lázaro.

En ese proceso la presidencia de la Cámara de Diputados la ocupaba el panista Ricardo Anaya Cortés, quien el 11 de diciembre, junto a 112 de sus compañeros, sumó su voto al Partido Verde y Nueva Alianza; con 354 en total validaron la reforma energética del ex entonces presidente Enrique Peña Nieto.

Las piezas clave para amarrar la aprobación de esa reforma –con el entonces director general de Pemex, Emilio Lozoya Austin, y los secretarios de Hacienda, Luis Videgaray, y de Energía, Pedro Joaquín Coldwell– se identifican en los panistas Juan Bueno Torio y Rubén Camarillo, quienes junto al senador de ese partido Salvador Vega Casillas fueron artífices de la redacción y negociación de las iniciativas.

Del lado del PRI actuaron Marco Antonio Bernal, presidente de la Comisión de Energía de San Lázaro, y Ricardo Aldana, tesorero del sindicato petrolero, a quien se le señaló también en el Pemexgate (desvío de mil 500 millones de pesos del gremio a la campaña presidencial de Francisco Labastida en 2000). Junto a estos últimos trabajó en el cuerpo de las iniciativas de reforma Carlos Romero Deschamps, entonces líder del sindicato petrolero.

La operación financiera en la Cámara de Diputados para conseguir el apoyo a la reforma se develó en los primeros días de octubre de aquel año. Entonces, la Secretaría General de la Cámara emitió cheques y depósitos en favor de las bancadas por concepto de “aportaciones económicas extraordinarias”. Ricardo Monreal Ávila, a la sazón coordinador de MC, denunció que a la cuenta de su partido se transfirieron 15 millones de pesos sin que mediara solicitud.

Monreal ordenó que la cantidad se regresara a la Tesorería de la Federación. ”Se me ha comentado que eran subvenciones extraordinarias que podrían emplearse por el coordinador y darle el destino que se quisiera, consejo que, por supuesto, no se atendió”, dijo entonces a La Jornada.

Su compañera de bancada Zuleyma Huidobro denunció en la tribuna de la Cámara, que en cada votación de una reforma estructural, “hay un reparto de bonos para los diputados que votan en favor”, y señaló a los legisladores de PRI, PAN, PVEM y Nueva Alianza, de beneficiarse con esos recursos. Los aludidos negaron haber recibido recursos a cambio de su voto.

En la Legislatura 62 de la Cámara de Diputados los representantes del PRI (214), PAN (113), Verde (27) y Nueva Alianza (10), votaron en favor de la reforma, y habrían recibido proporcionalmente los bonos extraordinarios que denunció Monreal. En ningún momento esas fuerzas políticas rechazaron públicamente esos recursos.

Roberto Garduño, La Jornada

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