Algunas alcaldías están cerradas, como Melchor Ocampo y Coyotepec, cuyos empleados fueron despedidos o renunciaron por falta de pago; en otras, las tesorerías están sin dinero mientras servicios y obras están paralizados, y en unas más no hay ni siquiera combustible para patrullas o camiones recolectores de basura.
En otras, como Naucalpan, Atizapán y Cuautitlán Izcalli, cerca de 15 mil trabajadores laboran bajo protesta o recurren a bloqueos para exigir el pago de salarios y prestaciones.
Con más de 3 mil 600 millones de pesos de presupuesto y una deuda que supera los mil 600 millones de pesos, Naucalpan es el municipio con el mayor presupuesto del Estado de México, donde la alcaldesa Azucena Olivares Villagómez enfrenta el reclamo de bomberos y policías.
Sindicalizados y trabajadores de confianza exigen el pago superior a dos meses de salarios, fondo de ahorro y despensas, combustible, pago de viáticos y equipo de trabajo, en “la peor crisis en más de cuatro décadas que vive Naucalpan”, apuntó el diputado David Parra Sánchez.
Concluyen administraciones
“Es un cierre de terror para todos”, se sincera José Luis Pérez Cortés, alcalde de Tultitlán, quien inició la administración como primer regidor y concluirá como presidente municipal, cargo que ocupa desde febrero de este año, pues el titular es ahora diputado federal priísta.
Con las arcas vacías el gobierno tultitlense usó 1.4 millones de pesos recaudados en la feria patronal de San Antonio, en junio, para el pago de la nómina del DIF municipal, debido a la crisis que enfrenta el ayuntamiento, reconoció el alcalde.
Justifica la situación de las finanzas municipales: “No está mal Tultitlán, es todo el Estado de México”.
Deudas excesivas, cancelación de créditos bancarios y recorte de las participaciones federales son las excusas de los alcaldes en torno a la crisis. Ninguno reconoce mal manejo de las finanzas municipales.
Tampoco hacen alusión a los altos salarios que perciben alcaldes, síndicos, regidores y directores de área, al igual que las presidentas y funcionarios de primer nivel de los sistemas municipales del DIF y de los organismos operadores de agua potable.
Incluso, algunos ayuntamientos enfrentan cortes de energía eléctrica a oficinas municipales, pozos de agua potable y alumbrado público por falta de pago a la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Videocámaras de vigilancia están sin operar por adeudos con las empresas proveedoras. Bienes municipales son embargados por laudos laborales sin cumplir.
El caso de Atizapán de Zaragoza es uno de los más complejos. El alcalde David Castañeda Delgado afirmó en agosto de 2009 que recibió un municipio endeudado y sin recursos. Tres años después lo dejará peor.
Policías municipales suspendieron labores y bloquearon el bulevar Adolfo López Mateos para exigir el pago de sus quincenas. Los empleados de confianza tienen hasta tres quincenas de atraso y los directores de área se quejan de que en dos meses no recibieron sus sueldos.
“Creo que en quiebra estamos hace cuatro, cinco años. Se tiene que reestructurar un apoyo general a todos los municipios del país. He visto Acapulco, otros municipios, Cuernavaca, Zapopan, Guadalajara, estamos en la misma situación”, expresa Castañeda.
Pedro Rodríguez Villegas, alcalde electo de Atizapán, dice que una vez en el cargo recortará 30% de los 3 mil 500 empleados municipales e iniciará un programa de austeridad, que incluye medidas drásticas.
Cierran ayuntamientos
Para Coyotepec fueron tres años de crisis. Este municipio se ubica a unos 50 kilómetros de la ciudad de México y en diversas ocasiones los trabajadores municipales suspendieron labores para exigir el pago de salarios.
“La pasada administración nos dejó 520 empleados. Hoy tenemos 220, se tuvieron que ir 300 personas”, relata Juan Antonio Casas Rodríguez, alcalde de Coyotepec.
Agrega: “así como estaba Alumbrado Público estaban todas las áreas. Eran 16 direcciones en un municipio tan pequeño, hoy son solamente seis”.
Melchor Ocampo es otro municipio que se quedó sin empleados, que fueron despedidos o renunciaron por falta de pago. La sala de regidores está vacía, tanto de ediles como de ciudadanos. La obra pública está paralizada desde hace meses.
Rafael Dorantes Paz, alcalde de Cuautitlán-México, afirma que las deudas excesivas fueron el peor lastre para los municipios mexiquenses, junto con el recorte de las participaciones federales.
Cuautitlán-México tiene deuda a largo plazo o bancaria por más de 120 millones de pesos y a corto plazo por 60 millones de pesos.
Dorantes Paz asegura que la deuda a corto plazo “es la que nos tiene ahorcados, porque se tiene que pagar antes de que concluya el año. Los pagos son muy elevados y, aparte, cuando fueron adquiridos los créditos comprometimos las participaciones. Es decir, autorizamos que las financieras retiraran de nuestras cuentas, antes que nosotros mismos, sus recursos, para que pudieran tener sus pagos garantizados”.
Juan Manuel López Adán, alcalde de Huehuetoca, dice: “tenemos una situación financiera complicada, pero espero que logremos salir”.
José Luis Pérez, alcalde de Tultitlán, concluye: “quisiera que algún presidente municipal dijera que no va a dejar deuda, eso es imposible”.
Pedro Rodríguez Villegas, alcalde electo de Atizapán, reconoce que la época de las “vacas gordas” en los ayuntamientos ya se acabó y habrá que trabajar eficazmente con los recursos existentes.
Juan Manuel Barrera y Rebeca Jiménez | El Universal