Sólo de esta forma juntan entre los dos sueldos poco más de 7 mil 500 pesos al mes, si es que no tienen descuentos. Para ello, muchas de estas parejas de trabajadores tienen que llevar a sus hijos al cambio de turno, es decir, el padre o la madre llegan con sus niños pequeños, incluso algunos de brazos, a las instalaciones de la empresa a las 7 de la mañana o a las 4 de la tarde –con un frío o un sol inclementes–, y les pasan los hijos a sus parejas. Esto acontece porque no tienen con quien dejarlos.
Para el secretario general de la sección 307 de Ciudad Acuña del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana, Alejandro Ojeda Ramírez, lo anterior pone en evidencia los castigados
salarios que se pagan en esta empresa, que obligan a los obreros a sumar más miembros de la familia al trabajo.
El dirigente y parte del comité de esta sección que disputa la titularidad del contrato colectivo de trabajo de PKC Arneses y Accesorios a un sindicato de protección
de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), que dirige Tereso Medina, ofrecieron una entrevista a este medio y señalaron que el segundo recuento de esta contienda sindical se realizará en las próximas semanas.
Denunciaron que el gremio cetemista y la empresa manipulan el contrato colectivo que tienen pactado, a su antojo
, que no les pagan a los trabajadores los sueldos que indica el referido contrato de protección, ya que en promedio les entregan 20 pesos menos diarios por cada obrero y obrera.
Copias del documento revelan que también les pagan menos de vales y les recortan los bonos de asistencia y puntualidad. Además de que les cobran 2.5 pesos más de los fijado por la comida.
En cambio, el contrato de la CTM sí incluye el pago de cuotas sindicales y que los trabajadores de todas las áreas de producción también realicen tareas básicas de primer nivel, como barrer, limpiar o pintar
. Además de que se imponen sanciones para quienes no tengan disciplina
.
Ojeda Ramírez recordó que ante las injusticias y violaciones laborales de la empresa, un grupo de trabajadores empezó a buscar una representación sindical desde 2011, pero al acercarse al sindicato de mineros, que encabeza Napoleón Gómez Urrutia, la compañía impuso, sin consultar a los obreros, un gremio de protección.
Ante ello, el sindicato minero procedió a pedir el primer recuento por la titularidad del contrato colectivo, que se llevó a cabo en octubre de 2012 bajo múltiples irregularidades, como el hecho de que fueron cancelados 2 mil 546 votos y la empresa despidió ilegalmente a 122 trabajadores, entre los que se encontraban los dirigentes del movimiento. En enero de 2013 éstos llevaron a cabo una huelga de hambre, en la que consiguieron la promesa de que se realizará un segundo recuento, que está a punto de ocurrir.
Sin embargo, ahora la empresa y sindicato cetemista incrementaron las maniobras para engañar
y confundir a los trabajadores, a través de la compra de su voto por despensas, amañadas rifas de electrodomésticos, promesas de aumento salarial y cursos antisindicales, así como una campaña sucia en medios de comunicación, señalaron Javier Díaz, Ana María Méndez, María de la Paz Calvillo y Gerardo Hinojosa, quienes son algunos de los despedidos por la compañía.
Javier Díaz puntualizó que ante el hecho de que los medios electrónicos y de prensa escrita no les otorgan el derecho de réplica, realizan una labor de visitas domiciliarias a trabajadores para darles a conocer sus derechos; además de volanteos y cada tarde van a las plantas para instalan templetes improvisados con bocinas e informan a los obreros sobre la situación laboral y el recuento. Para evitar que los operarios los oigan, la trasnacional reproduce en sus instalaciones música a todo volumen
.
En los cambios de turno de los trabajadores se pudo constatar que se llevan a cabo guerras de volantes
entre los dos sindicatos, así como de bocinas.
El contrato cetemista indica que hay trabajadores que ganan 101 pesos diarios, es decir, mil 500 pesos a la quincena; incluso hay team leaders que perciben 153 pesos, que son 2 mil 300 pesos por quincena. Los vales de despensa van de 55 a máximo 98 pesos; los bonos de asistencia son de apenas 25 a 45 pesos. En cambio, la cláusula 26 señala que la empresa está autorizada a descontar cuotas sindicales, así como los pagos derivados del mal uso, pérdida o daños materiales de la herramienta, y otros que se deriven
.
Patricia Muñoz Ríos, La Jornada