El Pontífice, un mariano ferviente, celebró su primera misa masiva en la Basílica, el santuario de la Virgen de Guadalupe, al cumplir su primera jornada completa de su viaje en el mayor país católico de habla hispana. Parecía cansado durante la celebración y uno de sus ayudantes le llamó la atención delicadamente porque éste dio una cabezada.
El Pontífice, de 79 años, ha tenido un par de jornadas maratónicas, unidas a un cambio horario de siete horas y en ocasiones reconoció haberse quedado dormido mientras rezaba.
Tras una jornada en la que se reunió con autoridades y obispos a quienes les pidió enfrentar males como el narcotráfico y la corrupción, Francisco se citó finalmente con la Morenita del país, la Guadalupe, uno de los mayores puntos de peregrinación católica del planeta.
Según la tradición católica, la virgen se le apareció al indígena Juan Diego en el cerro del Tepeyac un amanecer de diciembre de 1531, el papa dijo que aún ahora se muestra a todos, sobre todo a quienes sienten -como aquél- "que no valían nada".
Miles de feligreses, entre los que se encontraban grupos de enfermos por parálisis cerebral y gente de la periferia, le armaron una verdadera fiesta de recepción en la explanada, en cuya esquina se levanta una escultura del difunto papa Juan Pablo II, muy querido por los mexicanos y también ferviente devoto de la virgen de Guadalupe.
La euforia también estalló dentro de la Basílica poco antes de que ingresara el papa. "¡Francisco, hermano, ya eres mexicano!", corearon.