Por primera vez en el estado, un partido político diferente al Partido Revolucionario Institucional (PRI) y al Partido Acción Nacional (PAN) obtuvo la mayoría de presidencias municipales y diputaciones en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG). El antipriísmo, como en 1995, se impuso en Jalisco.
Al desgaste que suele pegarle a los gobiernos en las elecciones intermedias se sumaron culpas como la desaparición de 43 normalistas en Ayotzinapa, los escándalos de la Casa Blanca, el fracaso de las reformas estructurales, el clima de inseguridad, los yerros del alcalde Ramiro Hernández. La losa para el PRI era pesada y a Ricardo Villanueva le tocó la peor parte al expiar pecados ajenos.
Con Villanueva cayeron otros aspirantes priístas como Salvador Rizo Castelo, candidato a la alcaldía de Zapopan, y Luis Córdova a la de Tlaquepaque, y de la mano de Alfaro lograron el virtual triunfo otros emeceístas, como Pablo Lemus Navarro en Zapopan y María Elena Limón en Tlaquepaque, de manera sorpresiva.
En Tlajomulco mantuvieron su bastión con Alberto Uribe y en Puerto Vallarta, la pugna estaba cerrada al cierre de edición, pero los alfaristas también auguraban una victoria.
En total, Movimiento Ciudadano (MC) encabezaba en 24 municipios -entre ellos los más poblados como Tepatitlán, Zapotlán el Grande, Ocotlán, Jocotepec y Zapotlanejo-, el PRI en 55, el PAN en 21, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en seis, y la coalición Jalisco Merece Más (PAN-PRD) en cinco.
Al cierre de esta edición, para las diputaciones federales Movimiento Ciudadano llevaba la ventaja en 13 distritos (incluyendo todos los metropolitanos) y el PRI en seis. En los locales MC encabezaba en nueve, el PRI en otros 10.
El Partido Acción Nacional se derrumbó y no ganó una sola diputación de mayoría en los distritos federales.
Y dentro de esta ola de antipriísmo, la gente también le dio la confianza al primer diputado local independiente de la historia de Jalisco: Pedro Kumamoto en el Distrito 10, quien logró “derrumbar los muros”, como rezaba su eslogan.
“La gente es sabia en sus decisiones”, dijo el gobernador Aristóteles Sandoval Díaz en una entrevista en televisión. Anunció que colaborará con “quien resulte ganador de la contienda”. En tanto, Ricardo Villanueva también dio la cara ante los medios para decir: “Aquí están mis propuestas, hazlas tuyas, Alfaro. El enemigo no es Enrique Alfaro. Es la desigualdad”.
Los comicios transcurrieron en paz. No hubo incidentes que mancharan el proceso. La situación de seguridad fue tranquila, aún en medio de la Operación Jalisco que el gobierno federal y las fuerzas castrenses desplegaron en la entidad.
El Poder Ejecutivo instaló una mesa de trabajo con autoridades partidistas, encabezada por el secretario general de Gobierno, Roberto López Lara. Luego de 10 horas de labores, anunció que la jornada electoral concluyó con saldo blanco, pues sólo se reportaron incidentes menores y propios de un ejercicio electoral.
No faltaron algunas acusaciones de compra de votos. Al mediodía, el PRI se quejó de que la estructura de Guardianes Electorales de Movimiento Ciudadano era una fachada para coaccionar el voto y el presidente estatal del PRI, Hugo Contreras Zepeda, anunció que presentarían denuncias. Pero en la noche, al salir a aceptar los resultados, la contundencia de la desventaja los hizo olvidarse de ello.
El recién creado Instituto Nacional Electoral (INE) y el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC) tuvieron su primer examen. Aunque hubo tardanza en algunas, el 100 por ciento de las 9 mil 278 casillas fueron instaladas sin contratiempos. La participación osciló en el 50 por ciento de la lista nominal, según cifras al cierre de edición.
En punto de las 23:23 se declaró un receso de la sesión del IEPC. Los consejeros continuarán hoy en una mesa de trabajo para dar seguimiento a los resultados.
Los cómputos arrancan oficialmente el miércoles, mientras tanto, en la Glorieta Minerva, los emeceístas festejaron y en el edificio de la calzada del Campesino reinó el silencio.
Julio Ríos, la Jornada Jalisco