Ocurrió este sábado por la madrugada. Gabriel Osorio, "Lúdiko", un reconocido artista en la escena del rap jalisciense, iba a bordo de la pesada unidad de la ruta 80 con rumbo al CUCEA.

Como todos los días, se despertó a las 05:30 horas para tomar a tiempo sus clases. Salió de su hogar y caminó en la oscuridad hasta el sitio por el que pasa su ruta. Levantó el dedo índice cuando vio que ésta se acercaba. La abordó.

"No eran tantos usuarios los que había. Me senté en la tercera fila e iba con mis audífonos viendo el panorama".

El atraco, del cual muchos sólo se enteraron hasta que se concretó, ocurrió después de que el vehículo pasó por la Avenida Javier Mina. Dos individuos solicitaron la parada a la altura del Mercado Felipe Ángeles, pero sólo uno de ellos subió.

El conductor detuvo su unidad y sostuvo una plática prolongada con el nuevo usuario. "Lúdiko" mantenía su vista hacia afuera, y en sus oídos sólo se escuchaban los bombos y cajas del grupo de rap "Menuda Coincidencia"; no tomó mayor importancia al caso.

Pero la espera fue demasiada, y se retiró los audífonos para tratar de enterarse de la razón.

"El cuate que se subió, sin discriminar ni nada pero tenía un aspecto vago, desarreglado, demacrado... una pinta que realmente no te inspira confianza. Le amenazó diciendo que traía un arma. En los primeros asientos estaba una chica: ella estaba más impresionada, inmutada, quizá, por el miedo".

Recordó el reciente asalto en el que dos individuos (ya detenidos y consignados)acuchillaron a un par de pasajeros de la ruta 646 para quitarles sus pertenencias. Pero en esta ocasión los asaltantes sólo centraron su atención en el chofer.

Tras la amenaza, el trabajador le entregó el dinero sin oponer resistencia. Tranquilo y sin alterarse. "Todo fue muy rápido (...) No todos se percataron ya que se vio como si fuera un contador de boletos, o un usuario desorientado que se equivocó de ruta, no sé...".

Ya con el dinero en la mano, el desconocido bajó del vehículo. Su cómplice, quien insistía en apurar el hecho jaloneando a su compañero, fue enterado del éxito en el atraco y ambos se retiraron con tranquilidad, caminando.

Incluso regresaron sobre sus pasos después que el camionero les cerró la puerta, sólo para insultarlo.

Ya no hubo pelea. El conductor, por seguridad o incluso por confusión, mantuvo a todos los pasajeros en el interior del camión y les explicó lo que recién había pasado. Nadie resultó agredido, aunque sí les quitaron parte de su tiempo.

Gabriel llegó tarde a su examen. Lo concluyó, aunque con notable desventaja por los tiempos de entrega.

Rato después usó las redes sociales para mostrar su inconformidad e impotencia por lo que ocurrió, y llegó a una conclusión: "Nos incomodan los abusivos, los rateros, los que se llevan lo que te ha costado. Los ricos roban al pobre, y los pobres roban a los pobres".