Pero los domingos siempre hay alguien que se decida a navegar por el mermado embalse. Dice que muchas veces, cuando ofrece los recorridos, recibe burlas: “Pero si ni hay agua...”
El lago más grande del país y el tercero en América Latina, cuya imagen inspiró canciones como Chapala, de Pepe Guízar, que hace alusión al rumor de las olas y redes de pescadores, perdió su magnificencia: en diciembre apenas estaba a 50 por ciento de su capacidad, de acuerdo con el cálculo de Ricardo y con datos del Comité Estatal de Agua de Jalisco.
Pero esto no es nuevo. A principios de la década pasada, la superficie del lago estuvo cubierta tan sólo en 15 por ciento, lo cual hizo que habitantes de la zona buscaran extender sus actividades agrícolas o ganaderas a la planicie del embalse, por lo que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) entregó concesiones de terrenos. Unos años después el agua retomó su nivel, pero no ha vuelto a tener el paisaje que hizo de este lugar, durante varios decenios del siglo pasado, el sitio de descanso de las familias pudientes de Guadalajara.
Angélica Enciso L., La Jornada