Un camión del transporte público le amputó una extremidad y causó la muerte de su mejor amiga, Perla, cuando se impactó contra el enmallado de la Primaria Urbana 945, en la escarpada colonia Lomas del Paraíso, justo cuando salían de clases en el turno vespertino.
La pequeña que sobrevivió, ha tenido días difíciles tras salir del hospital.
“A veces se pone así como triste, a veces dice que se haya muerto mejor ella y no Perla, que se quiere morir, que por qué le pasó eso”, narra Ana Maricela Agredano Meza, su joven mamá. La menor ya acudió a consultas de paidosiquiatría y de ortopedia. Va bien según los doctores.
“Fue un caso muy lamentable, después de todo lo que hemos vivido en la sociedad y toda la situación alrededor del transporte urbano… pues un accidente de esta naturaleza claro que causa mucho impacto”, refiere José Antonio Mora Huerta, subdirector médico del Antiguo Hospital Civil de Guadalajara (HCG). Agrega que Yadira llegó en estado crítico, de shock por la pérdida de sangre que le provocó la amputación. En menos de cuatro horas estaba en el quirófano. Le construyeron un muñón. En algunos meses recibirá una prótesis.
Al nombre de Yadira corresponde un número que las autoridades guardan con recelo: uno entre casi un millar víctimas que en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) han dejado los accidentes del transporte público. Servicio que debiera prestar el estado, pero que en esta urbe de 4.6 millones de habitantes está en manos –mayormente- de particulares. Entre ellos de la Alianza de Camioneros, empresa a la que pertenece la unidad de la ruta 258-A que alcanzó a las dos niñas.
A mes y medio del percance, la empresa transportista no ha cubierto aún el pago por reparación del daño. La Mutualidad regatea la indemnización por la discapacidad permanente, con la que tendrá que vivir la niña el resto de su vida.
“Hasta ahorita todavía no hemos arreglado nada… estamos esperando a ver si nos dan un poco más”, dice Ana Maricela.
El Consejo Estatal de Víctimas del Transporte Público, no proporcionó el dato de cuántos accidentados más están en la misma situación. A la familia de la nena que falleció, la Mutualidad le entregó 336 mil pesos: apenas la tercera parte de lo que debía recibir con base en la Ley General de Víctimas, vigente para Jalisco, según lo ha advertido la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDHJ).
En tanto, la joven de 26 años mantiene sola a sus tres hijos. Laboraba como empleada doméstica en un coto por los Colomos, pero no ha podido trabajar desde el accidente pues implicaría ausentarse once horas, tres por los traslados. Para sacar “lo del día” la ayudan familiares. Ninguna dependencia estatal parece haber tomado reporte de su caso, pues la ayuda a la humilde vivienda no llega.
A pesar de la tristeza de su doble duelo, en la inocencia de la infancia Yadira no alcanza a dimensionar del todo su pérdida. Por estos días ha estado entretenida con una carta de peticiones al Niño Dios que incluye, un par de zapatos nuevos.
“Quiero una muñeca que llora… un celular… para hablarle a mi mamá… unas pinturas para la cara, ropa y unos zapatos”, comparte entusiasta.
Ajena a la promesa de que va a mejorar el sistema de transporte público, Yadira dice que tiene ganas de volver a su escuela. Ahora falta que la Urbana 945, a cuyas afueras perdió la pierna, adapte rampas para recibirla en silla de ruedas.
Milenio