Un amigo de la infancia, quien hoy radica en Jalostotitlán, le pidió que fuera el padrino de su hijo. Pero una botella de tequila se cruzó en el camino de Ricardo y el operativo “Salvando Vidas” lo retuvo 24 horas. Incumplió su compromiso del bautizo y temió que esto terminara con la amistad de su camarada.

Desde los 15 años viajó al “otro lado” para conseguir una mejor calidad de vida, aunque ocasionalmente visita a sus parientes en Guadalajara. En esta ocasión solicitó vacaciones en su trabajo: una fábrica de barriles para vino que exporta.

“Estoy bien acalambrado por esta onda”, narra desde reclusión con sus compañeros de celda en el CURVA. “Sólo pedí vacaciones para estar en la fiesta”.

Su hermana y él serían los padrinos, pero la ceremonia de bautizo se realizó el domingo por la mañana mientras Ricardo estaba retenido.

Recuerda que el sábado por la tarde se topó con una tienda de licores y decidió comprarse una botella y tomar unos tragos. Uno, dos, tres, cuatro… toda. Por la noche surgió un compromiso y abordó su automóvil físicamente indispuesto. Y vino la retención en un operativo vial instalado en Avenida República.

Dado que sufre de problemas de presión, explicó ese detalle al doctor de guardia antes de ser ingresado. Por la mañana comenzó a sentirse mareado y solicitó que lo revisaran. Lo estabilizaron y regresó a los separos hasta que cumpliera la sanción.

Comparó el castigo con el que se da en la Unión Americana: hasta tres mil 500 dólares de multa; la obligación de ir a un curso de conciencia; la suspensión de la licencia; los recargos de hasta dos mil 500 dólares por la retención del automóvil y el trabajo comunitario. “Por eso allá yo no manejo borracho; aquí se me hizo fácil”.