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Miércoles, 09 Abril 2014 09:26

Hasta 20% de recursos de la UdeG se van a despilfarros, dobleteros y aviadores: CRU Destacado

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En contrainforme, critican altos sueldos y lujos de funcionarios, mientras la matrícula no crece

Analy S. Nuño.- El despilfarro de recursos pese a los problemas presupuestales de la Universidad de Guadalajara, (UdeG) la falta de revisión en el tema de docentes dobleteros y el incumplimiento en el incremento de cobertura en nivel bachillerato y medio superior; son los principales puntos que el Colectivo Reflexión Universitaria (CRU) cuestionó en el contrainforme del primer año del rector Tonatiuh Bravo Padilla.

Al presentar el documento, el grupo de académicos y administrativos de la máxima casa de estudios que integran el CRU, demandaron un plan de austeridad en la UdeG que reduzca los elevados sueldos, el dispendio en viajes y el despilfarro que se evidencia en la compra de camionetas de lujo y el pago de celulares; pues mientras la “burocracia dorada” goza de estos beneficios, existen planteles educativos donde los alumnos son los encargados de pagar semanalmente a los maestros para que les den clases.

“Una propuesta hecha por el rector fue la de conseguir más presupuesto y sobre todo se comprometió a eficientar y transparentar su uso, aspecto que por demás no se ha logrado (…).

Sigue priorizando las frivolidades, la farándula y el show business en detrimento de la mejora sustantiva de la enseñanza, la investigación, la difusión y el fomento a la cultura y las artes”, indicó el académico del CUCS, Jaime Arias.

Bajo está tónica, reprocharon que pese a los problemas financieros, la Universidad mantiene en su plantilla laboral una amplia “burocracia dorada” que representa una erogación de 154 millones de pesos al año, cifra que se suma al monto que se eroga vía salario a “dobleteros y aviadores” que a su decir tan sólo en el CUCEA podrían llegar a más de 40, lo que representa “una fuga de dinero”.

En este sentido, criticaron la falta de postura oficial y ausencia del análisis jurídico de compatibilidad entre la academia y la función pública, que la institución educativa aseguró realizaría debido a que un número importante de funcionarios de todos lo niveles de gobierno forman parte de la nómina de la máxima casa de estudios (La Jornada Jalisco, 16 de enero de 2014).

“La UdeG mantiene una gran cantidad de personal con dobles y hasta triples puestos, diputados, regidores y funcionarios, y que en la propia Universidad haya empleados que dobletean sueldos, cuestiones todas que para nada abordó el rector en su primer informe dizque autocrítico. Estimó que si se generaran ahorros de estos altos funcionarios habría un ahorro de prácticamente entre el 15 y 20% del presupuesto de la Universidad”, señaló el investigador del CUCEA, Enrique Cuevas. En cuanto al incumplimiento en el incremento de la cobertura de educación, los integrantes del CRU aseveraron que los seis mil nuevos espacios que Bravo Padilla presumió en su informe, no representan ni el uno por ciento más en la cobertura.

“La matrícula ha crecido muy por debajo de los crecimientos totales. No representan nada en comparación con la gran tendencia y el crecimiento de los solicitantes que cada vez es mayor”, apuntó Cuevas.

Por todo lo anterior, los integrantes del Colectivo Reflexión Universitaria se pronunciaron porque los 459 millones de pesos que se destinarán al Centro Cultural Universitario se apliquen en el desarrollo de la infraestructura de los centros universitarios empezando por los de mayor carencia; que el Proulex deje de ser una empresa parauniversitaria y se encargue gratuitamente de los idiomas en la UdeG.

Asimismo, que se retome la materia de Orientación Vocacional en las preparatorias considerando que 10 licenciaturas absorben el 45% del alumnado en ese nivel escolar, que los salarios de los docentes permitan mejorar la calidad de vida de éstos y disminuya la burocracia y que los espacios patrimoniales universitarios como el Museo de las Artes (Musa) dejen de utilizarse como salones de fiesta para bodas y 15 años.

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Los ricos de la universidad

Muy a su manera, los funcionarios del círculo de poder de Raúl Padilla demuestran que la casa de estudios –manejada convenientemente– sí puede ser fuente de riqueza. A continuación, un breve repaso de su camino al éxito.

La entronización del exrector Raúl Padilla López en la Universidad de Guadalajara (UdeG) le ha permitido a él y a sus colaboradores cercanos monopolizar puestos administrativos y políticos, y en consecuencia elevar su nivel de vida, en algunos casos de paupérrimo a opulento.

Considerado por sus detractores como un hombre inteligente pero maquiavélico y manipulador, Padilla es propietario de una casa en la calle Francisco de Quevedo 132, que adquirió el 17 de mayo de 2006 –según la escritura 3307– en 1 millón 800 mil pesos. Actualmente él vive en otra residencia, en la calle San Juan de los Lagos 111, y posee un departamento en la calle Victoria, cerca del Parque Los Colomos. 

Una propiedad de mil 500 metros cuadrados, en Pinar de la Venta, aparece a nombre de su madre, Abigaíl López, quien la habita. Padilla comenzó a construir esa finca cuando era rector. El encargado de construirla, con recursos de la universidad, fue el entonces director de Servicios Generales y hoy presidente del PRD Jalisco, José Antonio Magallanes Rodríguez.

Padilla, quien dirigió la UdeG de 1989 a 1995, nació en Guadalajara en 1954, estudió en el Colegio Cervantes, en la Escuela Preparatoria para Trabajadores y en la Facultad de Filosofía y Letras, donde obtuvo la licenciatura en historia en 1977. 

Antes de ser nombrado rector, presidió la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG), y fue director del Departamento de Intercambio Académico (DIA), con un sueldo de 25 mil pesos mensuales en ese tiempo. Esa área después la transformó en el Departamento de Investigación Científica y Superación Académica (DICSA), donde tras su salida se dieron a conocer irregularidades administrativas. 

En la actualidad es presidente de alrededor de 15 empresas parauniversitarias, entre ellas la Feria Internacional del Libro (FIL) y el Centro Cultural Universitario, donde se encuentra el muy exitoso Auditorio Telmex. Aparentemente por esos cargos no recibe sueldo alguno. 

En la página de Transparencia de la UdeG se informa que Padilla López percibe 27 mil 962 pesos al mes como profesor investigador titular C del Departamento de Estudios de la Cultura Regional, aunque no tiene posgrado. 

Leobardo Alcalá 

Uno de los alfiles del exrector es su primo hermano Leobardo Alcalá Padilla, hijo de Rosa, hermana del papá de Raúl. En tan sólo dos años como director de los Hospitales Civiles, el también exregidor priista Alcalá adquirió tres inmuebles con un valor total de 2 millones 663 mil 266 pesos. 

El 12 de julio de 2004, Alcalá compró una lujosa finca en la calle San Juan Bosco 4794, en Jocotán, por 1 millón 530 mil pesos. Curiosamente, la vendedora, Claudia González Velasco de Vargas, había comprado esa propiedad a Saúl Vargas Velis en 619 mil 750 pesos, es decir que el valor catastral de la finca se multiplicó en sólo cuatro años.

El 26 de diciembre de 2006, cuando era regidor electo de Guadalajara, Alcalá se hizo de dos departamentos de lujo por 1 millón 133 mil 266 pesos en total.

De acuerdo con la escritura 49998, Alcalá Padilla, junto con su esposa Patricia García de Quevedo Machain y sus dos hijas, compraron a Ceica Construcciones e Inversiones Campero, S.A. de C.V., el departamento número 15, Torre C, del condominio Torres Campero, ubicado en Pablo Neruda 3245 y 3235, por 566 mil 633 pesos. 

En la misma fecha su familia adquirió otro departamento, el número 5, pero esta vez en la Torre B, por otros 566 mil 633 pesos, según el folio real número 2201165 de la Dirección del Registro Público de la Propiedad. En ese año, como director de los Hospitales Civiles, Alcalá percibía bastante menos de los casi 82 mil pesos que actualmente gana el titular de esa dependencia, Jaime Agustín González Álvarez, de quien el primo de Raúl Padilla es consejero con un sueldo actual de 23 mil 864 pesos, según se informa en la página de Transparencia del nosocomio.

El primer cargo importante que ocupó Alcalá Padilla en la UdeG fue la secretaría de la Facultad de Medicina, donde ganaba 11 mil pesos (cifra actualizada). Después ascendió a la dirección. Ahora vive en una casa de 600 metros cuadrados en el fraccionamiento San Wenceslao, de Paseo de los Virreyes.

Algunos conocidos de Alcalá dicen que sus orígenes son humildes. Pasó su niñez en Tlaquepaque; su mamá era la encargada de una farmacia; su papá, un hombre de rancho, trabajó como chofer de Raúl Padilla. Después la familia se mudó a la casa de su tía Bertha Padilla –hermana de Raúl Padilla padre–, en la avenida Tepic, inmueble que ahora aloja consultorios médicos.

La tía Bertha puso la finca a nombre de la mamá de Leobardo Alcalá antes de huir al extranjero, tras cometer un millonario fraude con el truco de las pirámides, a principios de los años noventa. 

Alcalá posee otra casa en la calle de San Ramón Nonato, casi esquina con Lázaro Cárdenas, y un departamento de 135 metros cuadrados en el condominio La Flojera, frente al mar, en Manzanillo, que vale 219 mil dólares (2 millones 847 mil pesos).

Este patrimonio, comparado con los sueldos como funcionario público, da la impresión de que Alcalá es un extraordinario administrador de su dinero; sin embargo, cuando fue director de los Hospitales Civiles nada hizo por defender la herencia de alrededor de 800 millones de dólares que en partes iguales un filántropo le dejó al nosocomio y a la Delegación Guadalajara de la Cruz Roja. De manera extraña, el doctor Alcalá dejó perder tal herencia, lo mismo que hizo Pedro Villaseñor al frente de la Cruz Roja (Proceso Jalisco 82). 

Raúl Vargas

El actual diputado local por el PRD Raúl Vargas López, también médico, tuvo que trabajar de bolero en su niñez, pero hoy es propietario de al menos tres terrenos que hace 10 años le costaron 789 mil 410 pesos, según las correspondientes escrituras públicas.

Originario de Tepic, Nayarit, de recién casado vivió en la calle Penitenciaría 678, barrio de San Antonio. El conserje del edificio, don Pascual, se acuerda que, en 1987, Vargas pagaba 700 pesos al mes por la renta de un departamento de una recámara y con sala-comedor.

Alguien que conoce a Vargas desde su juventud lo describe como “un mediocre que se la pasaba pegado a Arturo Plascencia”, un líder estudiantil. “Era prácticamente el chalán de Arturo, quien formó parte del grupo de Jorge Segura”, a su vez exrector del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS). En aquellos tiempos Vargas rentaba una modesta vivienda en el número 20 de la calle Guillermo Prieto.

Asumió su primer cargo importante en la UdeG en 1989, cuando fue nombrado director de la Facultad de Medicina, con un sueldo que, actualizado, sería de 25 mil pesos mensuales. A partir de 1993 fungió como coordinador ejecutivo del CUCS, y desde el siguiente año y hasta 1997 se desempeñó como el primer rector de ese centro universitario. 

Posteriormente fue nombrado director general de los Hospitales Civiles y su sueldo subió al doble de lo que ganaba como rector, pero dejó el cargo en 2000 para ser candidato a la gubernatura por el PRD. En 2001 regresó a la rectoría del CUCS y permaneció ahí hasta 2004. De 2006 a 2007 fue vicerrector ejecutivo de la UdeG, donde percibió alrededor de 35 mil pesos, sin contar su antigüedad. 

Actualmente, Vargas López vive en una magnífica residencia con accesos por la calle Juan Pablo número 389 y por Beristain de Souza 391. Ahí, cada miércoles realiza una tertulia con sus amigos más cercanos, entre ellos Leobardo Alcalá, Carlos Orozco, Enrique Solórzano y Juan Armendáriz Borunda.

En la página de Transparencia de la UdeG, Vargas aparece con un salario de 25 mil 636 pesos como profesor e investigador titular C en el departamento de Salud Pública del CUCS, categoría que requiere al menos 40 horas a la semana según el tabulador del sindicato de académicos (Staudeg). Es difícil que cumpla ese horario porque es diputado local y coordinador de su bancada, con un sueldo de 77 mil 650 pesos mensuales.

Antonio Magallanes

Dirigente del PRD en Jalisco desde febrero de 2009, Antonio Magallanes Rodríguez vivió primero en casa de su abuela, ubicada en la calle Ciprés, de la popular colonia Morelos. Cuando contrajo matrimonio se fue a vivir a la calle Isla Gomera, en Jardines de la Cruz; después se mudó a casa de su suegro –donde después vivió Raúl Padilla– en la calle Griegos 120 esquina con Fenicios, de la colonia Altamira. Tiene otra casa a la vuelta de dicho domicilio, en Fenicios 293, y es dueño de un edificio de departamentos en Romanos 1230, casi esquina con Américas, en la misma colonia.

El 9 de mayo de 1988 adquirió un lote de 405 metros cuadrados en el exejido El Colli, en Zapopan, por el que pagó 1 millón 620 mil pesos, como se indica en la escritura 16450. En ese predio tiene uno de los dos viveros en los que produce flor de nochebuena.

Magallanes adquirió el 8 de febrero de 1990 el “terreno número 13, de la manzana uno, del fraccionamiento Industrial Periférico Norte, con una superficie aproximada de 765 metros cuadrados”, se lee en la orden 285450 del Registro Público de la Propiedad. Ahí tenía su imprenta Punto y Coma. Cuando Padilla era rector, esa empresa era la única proveedora y se benefició de contratos millonarios, como se detectó en una auditoría federal que se realizó a petición del exdiputado federal perredista Gilberto Parra. 

En 1998, Magallanes era secretario general del Staudeg y compró un terreno, aledaño al primero que adquirió en El Colli, por 179 mil pesos, como señala la escritura 1020. Por ese cargo no percibió sueldo formal, pero fue señalado de adquirir esa propiedad con recursos provenientes de las cuotas sindicales.

Magallanes, exdiputado federal del PRD, es además propietario de un rancho de aproximadamente tres hectáreas en Copala, ante de llegar al basurero de Picachos por la carretera a Colotlán, donde también cultiva flor de nochebuena.

En la nómina de la universidad, Magallanes aparece como profesor e investigador titular B del Departamento de Mercadotecnia y Negocios Internacionales, donde gana 21 mil 654 pesos al mes. Y efectivamente, a él y al director de Finanzas de la UdeG, Gustavo Cárdenas Cutiño, se les identifica como encargados de los negocios personales de Raúl Padilla desde que éste dirigía el DICSA.

Actualmente una hija de Magallanes, Natalia Elena, recibe una parte sustancial de los contratos de la UdeG para trabajos editoriales (Proceso Jalisco 212). 

En cuanto a Cutiño, quien siempre ha mantenido un bajo perfil, compró su primera casa en el Álamo Industrial, pero el 26 de abril de 1989 adquirió un terreno de 200 metros cuadrados en el fraccionamiento La Estancia, en la calle Héctor Berlioz esquina Tchaikovsky (orden 435164 del Registro de la Propiedad). 

“El Atenguillo”

El secretario general de la UdeG, José Alfredo Peña Ramos, El Atenguillo, es propietario de un predio rustico de 19 hectáreas denominado Playa del Pinar, en el municipio de Mascota. A juzgar por la escritura 47809, el 11 de marzo de 2003 el notario público 143, Alejandro Organista Zavala, le vendió a Peña Ramos esa propiedad en la ridícula cantidad de 2 mil 913 pesos.

También es propietario de tres casas: una en la colonia Cruz del Sur, otra en el Club Privado Atlas Colomos y una más en la colonia Prados Vallarta que utiliza para las reuniones del sanedrín, conocida como La Menudería. Tiene además un ostentoso rancho en su pueblo natal. 

El Atenguillo es considerado como el brazo operador de Padilla entre el estudiantado; es decir, se encarga de imponer a los candidatos de la FEU. Peña es tan cercano al también exrector Trino Padilla López –hermano de Raúl– que “se dicen hermanos y acuden los sábados a la Estancia Gaucha a emborracharse”, dice un conocido de ambos.

Samuel Romero Valle

En sus tiempos de estudiante de medicina, Samuel Romero Valle vivió en la calle 56. Su familia tenía dos dulcerías, una en San Juan Bosco y otra en el mercado Corona. En mayo de 1989, fue detenido junto con sus hermanos por comprar cigarros robados. Salió a los tres días por petición de Raúl Padilla al juez que llevaba el caso.

Romero Valle tiene un rancho de varias hectáreas en San José de Gracia, su tierra natal, donde hay cientos de cabezas de ganado fino. La finca recuerda a las antiguas haciendas, pero su fachada es una burda copia del Partenón.

El camino que conduce al rancho está en excelentes condiciones. La plazuela y la iglesia lucen esplendorosas con el remozamiento que se les hizo hace poco. Más allá de esas áreas, todo parece deteriorado.

En González Ortega 294, esquina con Garibaldi, en pleno centro de la ciudad y a una cuadra de la Preparatoria de Jalisco, Romero Valle posee una vieja casona remodelada de gran valor y que, a decir de gente cercana a él, es ante todo un museo.

También posee una residencia lujosa en el coto Las Palmas, a un lado del Club Atlas Colomos. Antes de su jubilación de la universidad, Romero Valle fue el operador político de Padilla cuando éste se desempeñó como diputado local y regidor de Guadalajara.

Gabriel Torres Espinoza

 

Un personaje imposible de omitir en este recuento es Gabriel Torres Espinoza, vicerrector de la UdeG en el corto rectorado de Carlos Briseño Torres y uno de los que lo habrían empujado a emanciparse de la tutela de Padilla López. No obstante, apenas fueron destituidos ambos, Torres le dio la espalda a Briseño y ahora es jefe del proyecto televisivo de la casa de estudios.

És propietario de un predio en Paseo del Cortijo, en Tlajomulco de Zúñiga, que en 2007 valía 700 mil pesos, así como de una vivienda en Plaza Guadalupe de 1 millón 200 mil pesos y un menaje de casa por 400 mil pesos. Además tiene una casa de descanso en Cuyutlán, Colima, y hasta hace poco era dueño de al menos siete vehículos, entre ellos un Mercedes Benz 2003.  

Gabriel Reza M.

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