GUADALAJARA, JALISCO (09/OCT/2013).-  Depende de muchos factores, pero un ejercicio con el alcoholímetro  a la mano permite lanzar una advertencia: a partir del 15 de noviembre, cuando las autoridades de Movilidad comiencen a utilizar este aparato en las“volantas” aleatorias en  la ciudad, para algunos tapatíos serán suficientes tres cervezas para alcanzar un nivel de alcohol que les merezca multas.

Es decir que si usted acostumbra beber y agarrar el volante, es buen momento para reconsiderarlo: los cambios de la Ley de Movilidad y Transporte Público  prevén sanciones de alrededor de 13 mil pesos o hasta 36 horas de arresto administrativo.

Para hacer cálculos iniciales, este medio pidió a un perito vial, un médico y un experto en toxicología que observaran a cuatro voluntarios que bebieron alcohol frente a cámaras y grabadoras: el objetivo fue mostrar los niveles que registra el alcoholímetro bajo diferentes variables, como el género, la complexión, la frecuencia de consumo y la ingesta de alimentos.

Dos hombres —un periodista y un patinador profesional— y dos mujeres—una abogada y una empleada de una paquetería—, todos mayores de edad, participaron bebiendo, primero cerveza y después whisky. Comenzaron con al menos cuatro horas de ayuno. Para la segunda ronda, la abogada Judith y el patinador Javier consumieron alimentos, mientras el otro par esperó una cerveza más. No obstante, los dos primeros rebasaron la marca en todo momento, aunque bebían más lento.

Desde la cerveza inicial, el alcoholímetro registró mayores niveles para Judith y Javier, que son muy delgados. Y Judith llegó a 0.28 miligramos de alcohol por litro de aire espirado apenas unos minutos después de su tercera cerveza. Con eso se haría acreedora a una multa si la sorprenden al volante, de acuerdo con el perito de la Secretaría de Movilidad Julián León de Mejía. Tras beber su cuarta cerveza  y con un nivel de 0.45 miligramos de alcohol, Judith se convirtió en candidata para ser recluida durante medio día o hasta 24 horas. En contraste, a Yuritzi (la empleada de paquetería) le tomó cinco cervezas alcanzar el margen de multa, con 0.26 miligramos. 

Los hombres tuvieron resultados muy disimiles en función de su masa corporal. Javier, muy delgado, alcanzó 0.34 miligramos con la cuarta cerveza y 0.45 con la quinta; para entonces estaba alcoholizado, con “alteraciones al hablar y falta de coordinación al caminar”. Ignacio, más alto y robusto, mantuvo un nivel máximo de 0.1 después de cinco cervezas. Descansó 30 minutos y reinició con whisky. Tras el segundo vaso y en su prueba final, el alcoholímetro apenas marcaba 0.14. El médico dijo, sin embargo, que Ignacio estaba “evidentemente borracho” al final de la velada.