Varios de estos ciudadanos defraudados se manifestaron afuera del Congreso y dicen que desde hace tres semanas los propietarios de la Caja Popular se escaparon con el dinero y no dejaron ni el papel del baño en las tres sucursales.
Claudia Vázquez Villaseñor, una de las afectadas, afirmó que algunos socios perdieron desde 50 mil hasta dos millones de pesos y que el desfalco total ronda los 12 millones de pesos de inversiones, más los pagarés de préstamos que fueron sustraídos.
El 20 de septiembre nos encontramos con la novedad que la Caja está cerrada, no hay quien dé la cara y queremos nuestro dinero. El responsable se llama Maximino Nicolás García Camacho. Ya no vive donde estaba, no sabemos nada de él; su segundo jerárquico, Rodolfo Ortega Carbajal, tampoco sabemos nada de él en su domicilio”.
Los manifestantes, casi todos de avanzada edad, portaron fotos de los presuntos responsables y pancartas pidiendo la devolución de sus ahorros y explicaron que confiaron en la Caja Popular porque operaba desde 1954.
Ya pusimos nuestra denuncia ante la Fiscalía y ya pusieron sellos en la matriz, pero no hay pista de ningún empleado en las sucursales. Yo creo que hay complicidad de autoridades, porque no está en el cerro sino en pleno centro y la licencia municipal que tienen es del 2009 y yo que soy comerciante me traen a raya con las licencias y no puede ser que a ellos no”.
Otra de las afectadas Blanca Estela Loera, afirmó que fueron engañadas porque hasta pagaban IVA en sus intereses pero nunca verificaron que la Caja estuviera registrada ante la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, sin embargo tras de que los directivos escaparon con el dinero, se enteran de que la licencia de operación con la que trabajaba la Caja era de una tienda abarrotes.
La Santa Veracruz tenía tres sucursales en Guadalajara, una en el Centro, en calle Degollado, número 85; las otras en San Jacinto y San Cristobal. En el teléfono 3658 0378 ya nadie responde.
“Mire, no tenemos ni para cartulinas, en puro cartón escribimos nuestras quejas, nos dejaron sin nada. Debí hacerle caso a mis hijos cuando me decían que mejor metiera el dinero a un banco”, se quejó otro de los manifestantes con los ojos llorosos.
Julio Rios, La Jornada Jalisco