A los trece años, Manuel alcanzó los 86 kilogramos de peso. Con los kilos llegaron los problemas. De salud y sociales. Se fatigaba al caminar, incluso en distancias mínimas. Muchos compañeros de la escuela se burlaban de él. Desarrolló una persistente gastritis y sufrió varios episodios de taquicardia. “Tenía los conflictos de salud de un hombre de 70 años”, acepta Marielena, su madre. “Y la verdad es que comía mucho y muy mal. Muchos dulces y golosinas, papitas, hamburguesas, tacos. A veces comía seis veces en un día”.
Como Manuel, miles de jaliscienses y mexicanos sufren problemas causados por el sobrepeso y la obesidad, que han crecido exponencialmente en los años recientes en el Estado y el país, llevando a México a ser considerado el rey de esa nociva condición de salud en todo el planeta, incluso por encima de Estados Unidos.
La epidemia de obesidad ha disparado también una ola de métodos para bajar de peso utilizados por miles de personas y toda una industria de “productos milagro” que no siempre son administrados y verificados por personal médico calificado.
Manuel fue llevado a un médico particular luego de muchas discusiones de Marielena con su marido. Él pensaba que el niño “se compondría” al crecer y que la acumulación de grasa en el cuerpo le daría “reservas”. Le parecía normal que su hijo fuera “gordito”, porque tanto él como su esposa tienen sobrepeso. Su padre cedió, cuando Manuel tuvo que ayudarse con un bastón para caminar, porque sus piernas no resistían bien su propio peso y le advirtieron sobre el riesgo inminente que representaba la posibilidad de desarrollar diabetes. El niño comenzó un programa de ejercicio y un estricto régimen alimenticio, todo bajo vigilancia médica. Hoy nada una hora cada día y ha logrado bajar al menos 11 kilos, pero aún tiene mucho peso por perder.
No obstante, pesa la amenaza del “rebote”, recuperar los kilos perdidos si se descuida y vuelve a los hábitos de exceso de comida y falta de actividad física que le ocasionaron la obesidad.
Es el caso de Daniela, de 42 años, ha pasado por diez diferentes métodos para bajar de peso. Actualmente, pesa 78 kilogramos y quisiera bajar 20, para alcanzar su volumen ideal. Con algunas dietas ha logrado perder entre seis y ocho kilos, pero luego de unas semanas, termina subiendo otra vez. A veces, dice, “por falta de paciencia, porque me canso de comer poquito y lo mismo”. En otros casos, porque el costo de una alimentación especial puede ser muy alto.
En una ocasión recurrió a tomar unas pastillas que le recomendó una amiga y que contenían cafeína y otros estimulantes, que lo único que le provocaron fueron problemas en su salud, menos bajar de peso: vómitos e insomnio y, peor, con problemas de riñón y taquicardias.
Hoy, Daniela es atendida por problemas vasculares y renales.
LOS PUNTOS CLAVE Snack México se coloca como el consumidor número 22 a escala mundial en comer papas y botanas, ya que los mexicanos ingieren cada año alrededor de 60 raciones per cápita de estos productos. Pastas El país se encuentra en el lugar 23 de todo el mundo respecto a la ingesta de pastas o sopas precocidas (1.1 kilos por persona), otro alimento identificado como un alto proveedor de calorías y sodio.
Vegetales Un mexicano come 55 kilos de frutas y verduras, por lo que se posiciona en el lugar 102 a nivel mundial en el consumo de este producto, y en el nivel 74 en la ingesta de alimentos frescos. Procesado México está colocado en el décimo lugar a escala mundial por el consumo de alimentos procesados. UN PROBLEMA LOCAL Y NACIONAL
México se convirtió este año en el país con más obesidad en el mundo, incluso por encima de Estados Unidos, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Además, siete de cada 10 adultos mexicanos presentan sobrepeso, mientras que uno de cada tres es obeso, según revela la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012.
En Jalisco, siete de cada 10 adultos mayores de 20 años presentan exceso de peso, mientras que ocho de cada 10 en este grupo tiene obesidad abdominal, reporta la Secretaría de Salud. En total, tres millones 433 mil jaliscienses, prácticamente la mitad del total, son víctimas de la epidemia de la obesidad.
En la última década se aprecia una transición de mala nutrición por deficiencia a mala nutrición por exceso alimenticio. El problema no sólo afecta a la mayoría de los adultos: tres de cada 10 adolescentes son obesos, y la misma proporción se verifica entre los niños de cinco a 11 años.
Desde hace 15 años, la investigadora Gabriela de la Riva escribió sobre la modificación de los patrones de alimentación de los mexicanos, caracterizada por “un consumo creciente de alimentos ricos en colesterol, grasas saturadas, azucares y sodio, entre otros nutrientes”. Por el contrario, el consumo de frutas y verduras ha venido disminuyendo en una dita cada vez más pobre en vitaminas, minerales y otros micronutrientes. Mientras tanto, con un aproximado de 152 litros al año por persona, México se ha convertido en el segundo consumidor de refrescos del mundo. La transición nutricional viene a su vez acompañada de un descenso en la actividad física: en el país, más de la mitad de los niños y adolescentes, entre 10 y 14 años, no realizan ninguna actividad física formal, según la Encuesta Nacional de Salud.
Las autoridades médicas del Estado señalan que la única cura de la obesidad es cambiar drásticamente los hábitos de vida de quien la padece.
Es el caso de Hugo, de 48 años, quien pasó con obesidad quince de los 20 años que lleva casado. Su esposa lo animó por años a ponerse a dieta o hacer ejercicio, pero él reconoce que “sentía que eso me iba a quitar tiempo y fuerzas para trabajar y hacer una vida normal”. Las consecuencias, además de un creciente distanciamiento con su mujer, repercutieron en su salud: “Tuve un preinfarto luego de tener que subir unas escaleras; tuve problemas de disfunción eréctil y hasta etapas de completa impotencia”. Dejó de fumar en busca de mejoría, pero no fue sino hasta que acudió con un especialista y se hizo estudios, cuando se dio cuenta de que padecía diabetes.
A partir de ese momento, decidió poner en orden su vida. Bajo supervisión médica, cambió su dieta diaria y comenzó a realizar actividades físicas recomendadas. Primero caminatas y luego algunos ejercicios para mejorar la circulación.
Hoy, pese a que entiende que su salud nunca volverá a ser la misma de cuando era joven, Hugo se siente mejor, en su peso y ya con la diabetes bajo tratamiento médico. “Yo ahora le digo a la gente joven que se cuide y que no espere a tener problemas serios para atenderse”. Diabetes, la principal causa de muerte
Las personas que desarrollan enfermedades relacionadas con el sobrepeso y la obesidad vivirán enfermas 18.5 años en promedio, según cálculos de la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ). La obesidad se asocia además con la aparición de males cardiovasculares —principalmente cardiopatía y accidente cerebrovascular—, los trastornos del aparato locomotor —en especial la osteoartritis—, algunos cánceres —endometrio, mama, colon y próstata— y la diabetes, principal causa de muerte en el país, con 70 mil personas al año, según la Federación Mexicana de Diabetes. También aumenta el riesgo de osteoporosis, molestia en las articulaciones y llegar a afectar el estado de ánimo, originando depresión, ansiedad, disfunción sexual y discriminación.