Puerto Vallarta tiene malas experiencias cuando se trata de concesionar servicios públicos. Ocurrió con el manoseado asunto del servicio del aseo público, un conflicto que todavía no se destraba pese a existir una sentencia judicial, porque los tres ex alcaldes priistas Gustavo González Villaseñor, Javier Bravo Carbajal Salvador González Reséndiz, le metieron mano y uno del otro desconfió. Es reciente también el escándalo de la compra de dos docenas de miles de lámparas a un costo superior a los quince millones de pesos. Esas luminarias, en el verbo de Javier Bravo, resolverían el problema del alumbrado público; las compró vía proceso calificado en su momento de irregular y por el cual se ganó varias denuncias judiciales.
Considerando la experiencia del cuestionado proceso de la compra de 23 mil luminarias en la era de Bravo, mismas que serán la solución del deficiente servicio, causó cierta sorpresa la iniciativa del presidente municipal, Ramón Guerrero Martínez dar a un particular la obligación de alumbrar el municipio.
En principio, si nos atenemos a la Constitución Política de los Estados Mexicanos, en efecto, el artículo 115 le otorga a los municipios autonomía y obligación para otorgar el servicio del alumbrado público. Eso consta en la fracción III.
El mismo proceso que emprendió la actual administración municipal fue tortuoso desde el principio. Todo pese a ingeniárselas para lograr la aprobación calificada de los regidores, los de su fracción y los de oposición. De hecho, en la sesión de aquel jueves no hubo oposición y solo el regidor, Humberto Muñoz Vargas lo intentó y al momento de la aprobación, él y el ecologista Agustín Álvarez Valdivia se abstuvieron. Los demás regidores, incluyendo el priista Adrián Méndez González y Miguel Ángel Yerena Ruiz, éste del PRD, votaron a favor de la propuesta del alcalde.
Contra lo que muchos piensan, el alcalde en este caso tejió fino. No soltó su apuesta de un día a otro sino que la fue madurando, socializando y consultando inclusive entre los regidores de oposición, naturalmente no todos pero con los que supo que podía sacar el acuerdo que le diera la dos terceras partes esos votos.
Antes del día el 21 de marzo a la votación, hubo al menos dos intentos. A finales de febrero, el inicio de una sesión debió esperar varias horas y al final se suspendió al no existir el acuerdo de votar a favor. Ya entrado marzo, se mantenían una postura contraria a la iniciativa y el alcalde mantenía en espera la propuesta que consistía originalmente en dar 15 años de concesión. El lunes 4 se volvió a convocar para tocar el punto pero se retiró de orden del día. Hubo una nueva cancelación de la sesión. Ramón Guerrero no había podido amarrar el mínimo de 12 votos y en consecuencia emprendió una negociación más agresiva. Como se demostró el jueves 21, obtuvo resultados. Quien sabe qué cosas sucedieron pero del grupo allegado al alcalde corrió el rumor de que todo se redujo a pesos y que cuando se tocó el tema con los regidores de oposición, salió el acuerdo. Más o menos una estrategia similar a la que en su momento le dio resultados a Javier Bravo.
El discurso de la argumentación, fundamentación y motivación que en su momento expuso a los regidores Ramón Guerrero no tiene nada de extraordinario. Se gastan tanto como unos 52 millones de pesos en el alumbrado público pero el servicio no es eficiente; se obligará la empresa a operar, dar mantenimiento, modernizar, conservar y ampliar la red de alumbrado en todo el municipio. Toda la operación, instalación y sustitución de nuevas luminarias la gestión y administración del servicios, además de otras obras asociadas con el servicio, ya será responsabilidad y obligación de la concesionaria. Comprar focos, reflectores, balastras, cables, bastidores, fotoceldas, pastillas y demás materiales eléctricos significan el 87% de lo que se gasta en la partida “materiales y suministros, un promedio anual de 8.4 millones de pesos y ese dinero lo erogará la empresa.
De la información manejada, se afirmó que existen 18,500 luminarias pero sólo alrededor de 7 mil funcionan o están en buen estado. Otras 6 mil se encuentran descompuestas. En pocas palabras, menos de la mitad de las lámparas sirven y el 80 por ciento no servirán en dos o tres años. En ningún momento se ha detenido en explicar donde están las luminarias compradas por Bravo, las que en su momento éste dijo que eran de la mejor calidad y que por eso costaron lo que costaron. Ramón Guerrero garantizó que el 95 por ciento de las lámparas estarán encendidas e iluminarán todas las colonias y el centro de la ciudad. Otro problema grave es el robo de cableado eléctrico; se pierden cerca de 1,500 metros de cable mensualmente, en detrimento al erario público y la consecuente pérdida momentánea de la energía eléctrica. El desembolso es pues del orden de los 52 millones de pesos, y de menos una cantidad igual se pagará. En ningún momento se habló de ahorrar dinero sino de solo ser más eficiente, de tener mejor alumbrada la ciudad; “no hay ahorro, más bien no hay recursos para invertir porque ahora se está pagando la luz sin tenerla”, contestó una pregunta de un reportero el alcalde. Entonces, la motivación de “extrema urgencia” como que se echó a tierra.
Pero, en este proceso que ya ocurren dudas que ponen en entredicho la transparencia de la licitación. Vamos, los más quisquillosos dan por cierto que el asunto huele mal, tal mal como en su momento fue el olor despedido por el asunto de la basura.
Las sospechas surgieron apenas aprobado el acuerdo, cuando aparecieron las fechas de lanzar la convocatoria nacional. Cinco días después se publicó en un diario tapatío la convocatoria. Fue el martes 26 que se estableció como fecha fatal para presentar oferta el miércoles 3 de abril. Es decir, al día de presentar propuesta ya se venció. Lo sospechoso radica en dar hasta días santos a los interesados para enterarse, preparar y traer la documentación a Puerto Vallarta. Si hay o no hay tamal amarrado, apenas nuestras autoridades lo saben. La sospecha, es mero resultado, de todo el proceso, negociaciones y acuerdos, tiempos y fechas.
Si aplica aquello de que la burra no era arisca, con todos los antecedentes por haber, y considerando que ninguna empresa vendrá y traerá su dinero para hacer un bien al pueblo, lo que sale cierto es que habrá ganancias. Es decir, todo se reduce a negocios y dinero. La interrogante es saber si en la ganancia, nuestros funcionarios le entraron a la polla.
Revolcadero
Cómo no desconfiar estando tan presente el asunto de la compra de 23 mil luminarias que a razón de mas de 15 millones de pesos compró Javier Bravo. Fue cuando se echó a cuestas iluminar la ciudad, particularmente el centro histórico. Cuando en su momento se hizo una auditoría, de la que por cierto el abogado Miguel Ángel Rodríguez Curiel sabe mucho, hallaron sobreprecios y nunca hallaron el total de lámparas, de las nuevas y de las que en teoría, se sustituyeron. Hubo denuncias, el gobierno del estado exigió le reembolsaran dinero, y todos los expedientes se congelaron. Rafael Yerena Zambrano priista como Bravo, también lo denunció, al menos públicamente, pero el profe de El Pitillal pudo limpiar su nombre y salir bien librado. Uno de los aludidos, Enrique Tovar, también sabe del tema. Como hoy en la era mochilista, el empresario estaba a frente de Turismo Municipal y fue uno de los implicados en el escándalo. Hoy, no se sabe si hallaron las 23 lámparas pero todos saben que de nada sirvieron los millones de pesos que se gastó Bravo.****** Es tan prometedor el negocio del alumbrado público que pese a lo recortado de los tiempos para presentar su oferta, una treintena de aspirantes a adjudicarse la licitación, pudieron elaborar su plan y presentarlo. Como están los tiempos, hasta ese altísimo número de postores despierta suspicacias. Tal parece que hasta Octavio Mendoza, aquel panista que se enojó cuando le dijeron se hiciera a un lado al pretender inscribirse en un proceso interno, llevó propuesta. No se ha dado a conocer quienes se apuntaron pero la apuesta es doble contra sencillo que abundan electricistas locales. Ya será ganancia si hay alguna empresa nacional, si acaso invitados, pero rarezas habrá si llegaron atraídos a leer la convocatoria.
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