La medida, tomada el 24 de abril de 2025, fue en respuesta a un ataque terrorista en Jammu y Cachemira, donde militantes que se cree están vinculados a un grupo terrorista atacaron a turistas, matando a 26 personas, según las autoridades indias. Nueva Delhi acusa a Islamabad de apoyar a terroristas, lo que Pakistán niega categóricamente.
La medida de la India ha provocado una fuerte reacción en Pakistán, que previamente había advertido que cortar el suministro de agua sería visto como un "acto de guerra". El conflicto estalló después de un ataque en Pahalgam, una popular zona turística en la Cachemira controlada por la India.
Hombres armados abrieron fuego contra un grupo de turistas, matando a 26 personas, incluido un extranjero, e hiriendo a 17. Las autoridades indias afirmaron que había "pruebas claras" de la participación de la inteligencia paquistaní, citando los vínculos del Frente de Resistencia con Lashkar-e-Taiba, que, según India, cuenta con el respaldo de Pakistán.
En respuesta, India no sólo represó el río Indo, sino que también suspendió el Tratado de Aguas del Indo de 1960, cerró el cruce fronterizo de Attari-Wagah y prohibió la entrada de ciudadanos paquistaníes.
Según The New York Times, la suspensión del Tratado de Aguas del Indo permite a la India dejar de compartir datos sobre el flujo de agua, construir presas en los ríos occidentales y restringir el suministro de agua a Pakistán, donde el 80% de las tierras agrícolas depende del sistema fluvial.
El ministro de Energía de Pakistán calificó las acciones de la India como una "guerra del agua" y destacó que amenazan la seguridad alimentaria del país.
Según Al Jazeera, Islamabad ha declarado su disposición a responder con “todo el espectro del poder nacional” en caso de una mayor escalada.
A pesar de las tensiones, los expertos entrevistados por ABC News dicen que es poco probable que se produzca una guerra a gran escala debido a las vulnerabilidades económicas de ambos países y al deseo de la India de fortalecer los lazos regionales.
Sin embargo, el cierre de la frontera y la ruptura de un tratado que ha sobrevivido a dos guerras son señal de una profunda crisis en las relaciones.
Pakistán ya ha cerrado su espacio aéreo a las aerolíneas indias y ha revocado las visas para los ciudadanos indios bajo la SAARC, lo que, según The Indian Express, está empeorando las consecuencias humanitarias y comerciales del conflicto.