Una de las ocho personas heridas en el ataque del viernes por la noche, en el que murieron 38 estudiantes, murió durante la noche, dijo Selevest Mapoze, alcalde de la localidad de Mpondwe-Lhubiriha. “La mayoría de los familiares han venido a retirar sus cuerpos” de la morgue, dijo. Además de los 38 estudiantes, las víctimas incluyen un guardia escolar y tres civiles.

Al menos dos de ellos, miembros de la misma familia, fueron enterrados el domingo. Algunos estudiantes fueron quemados más allá del reconocimiento; otros fueron asesinados a tiros o a machetazos después de que militantes armados con pistolas y machetes atacaran la escuela secundaria Lhubiriha, mixta y de propiedad privada, que se encuentra a unos 2 kilómetros (poco más de una milla) de la frontera con el Congo. Las autoridades de Uganda creen que al menos seis estudiantes fueron secuestrados y llevados como porteadores al interior del Congo.

Se atribuye el ataque a las Fuerzas Democráticas Aliadas, o ADF, que rara vez se responsabiliza por los ataques. Ha establecido vínculos con el grupo Estado Islámico. En una declaración el domingo, su primer comentario sobre el incidente, el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, describió el ataque como “criminal, desesperado, terrorista e inútil”, prometiendo desplegar más tropas en el lado ugandés de la frontera.

Las ADF han sido acusadas de lanzar muchos ataques en los últimos años contra civiles en partes remotas del este del Congo, incluido uno en marzo en el que murieron 19 personas.

El ADF se ha opuesto durante mucho tiempo al gobierno de Museveni, un aliado de seguridad de Estados Unidos que ha ocupado el poder en este país de África Oriental desde 1986. El grupo fue establecido a principios de la década de 1990 por algunos musulmanes ugandeses, quienes dijeron que las políticas de Museveni los habían marginado.

En ese momento, los rebeldes llevaron a cabo ataques mortales en las aldeas de Uganda, así como en la capital, incluido un ataque de 1998 en el que 80 estudiantes fueron masacrados en un pueblo no muy lejos de la redada del viernes. El ataque siguió el mismo libro de jugadas: violencia contra los estudiantes. Los atacantes atacaron dos dormitorios y usaron fuerza extrema cuando los niños se resistieron, según funcionarios ugandeses. “Este grupo terrorista no pudo entrar, así que lanzaron una bomba, lanzaron una bomba molotov”, dijo la ministra de Educación, Janet Museveni, quien también es la primera dama de Uganda. “Entonces, estos niños fueron quemados”.

Los estudiantes han sido atacados porque las escuelas se consideran objetivos fáciles.

Los alumnos a veces son reclutados en las filas de los rebeldes o se utilizan para transportar alimentos y suministros para los insurgentes, y tales redadas brindan la cobertura mediática codiciada por los extremistas. La redada parece haber tomado por sorpresa a las autoridades de Uganda: los primeros en responder llegaron después de que los atacantes se habían ido. Algunos aldeanos se han alejado temporalmente de la comunidad de Mpondwe-Lhubiriha por temor a más ataques, dijo Mapoze.