Lo tuvo hasta agosto del año pasado, pero el exceso de «precauciones» que el doctor le imponía le llevó a no nombrar uno nuevo cuando se jubiló. Se trataba del geriatra Roberto Bernabei.
El Papa no apreció que le «obligara» a anular un viaje que tenía previsto realizar a República Democrática del Congo y Sudán del Sur en julio del año pasado. Aunque pudo hacer la visita a Canadá unas semanas más tarde, pocos días después de regresar a Roma, prescindió para siempre de los consejos del médico.
El Vaticano no consideró necesario anunciar la «despedida». La oficina de prensa se limitó a comunicar sencillamente que «el Santo Padre ha nombrado al Sr. Massimiliano Strappetti, enfermero coordinador de la Dirección de Salud e Higiene, como su Asistente sanitario personal». Desde entonces, Massimiliano Strappetti, de 54 años, se ha convertido en la sombra del Pontífice, en una especie de «guardaespaldas de su salud».
Con gran discreción le acompaña a todas partes, siempre con un maletín en la mano con el material sanitario necesario.
Puede vérsele junto al Papa en todas las ceremonias, reuniones y viajes. Strappetti colaboró con el equipo médico que atendió a Juan Pablo II y a Benedicto XVI, y trabajó también en una UCI. «Me salvó la vida, es un hombre de gran experiencia», explicó el mismo Francisco durante la entrevista de finales de agosto de 2021 a Carlos Herrera.
Efectivamente, Massimiliano Strappetti su opinión fue decisiva para convencer al Pontífice en julio de 2021 de que era necesario operarse de la diverticulitis. En aquella ocasión, hace dos años, los médicos le extirparon 33 centímetros del colon. También ahora se ocupará de operarle la «hernia encarcelada» la misma persona, el doctor Sergio Alfieri, romano de 57 años.
En su currículum figura que ha realizado más de 9.000 operaciones a lo largo de su carrera. Es un experto en «cirugía de la masa abdominal y pélvica, y en la cirugía de metástasis hepáticas del tumor de colon y recto». En el quirófano del Hospital Policlínico Gemelli, Alfieri tendrá a su lado a Andrea Arcangeli, quien, a falta de un médico personal, podría considerarse el principal médico que coordina la salud del Papa. Su cargo oficial es «director de Salud e Higiene del Estado Ciudad del Vaticano». Es uno de los doctores que tomaron la decisión de operar al Papa, tras observar el resultado de la tac que se hizo el martes.
El Vaticano dará a conocer este mismo miércoles la identidad del resto de expertos del equipo médico que está operando al Papa.
En 2021 la anestesista fue una mujer, la doctora Liliana Sollazzi. Vuelta al Gemelli Por otro lado, puesto que el Papa Francisco estuvo cuatro días ingresado en este mismo centro hace dos meses a causa de una pulmonía infecciosa, es muy probable que lo sigan de cerca el doctor Luca Richeldi, director del departamento de Pneumología de este hospital, y el doctor Filippo Crea, que dirige el departamento de Cardiología.
El Papa Francisco, particularmente locuaz, es muy discreto cuando se trata de comentar detalles sobre su salud. Sólo ha levantado el silencio con el médico y periodista argentino, Nelson Castro, a quien él mismo animó a escribir el libro «La salud de los Papas», después de haber publicado uno sobre las enfermedades de los presidentes argentinos. Con Nelson Castro el Pontífice mantuvo en 2021 más de un largo diálogo en el que ha abordado su historial médico.
Como conclusión, Castro asegura que «no es un paciente fácil, pues es un poco testarudo». Quienes le acompañan, recuerdan con una sonrisa que a finales de marzo el Papa les invitó a una pizza en una de las habitaciones que ocupa en la décima planta de este hospital, justo para celebrar su recuperación.
Por eso mismo, entre bromas dicen que confían en cenar una pizza con él de nuevo en este lugar dentro de pocos días.