Cerca de 100 personas que duermen dentro de las instalaciones se preparan para comenzar su día. Uno de ellos es Ángel Gómez, que lleva dos años viviendo en el Aeropuerto Internacional Jorge Newbery y ha visto cómo se ha disparado el número de personas que se le unen.
“Después de la pandemia, esto se convirtió en una invasión total”, dijo Gómez la madrugada del jueves sentado junto a un cartel que anuncia el glaciar Perito Moreno, un atractivo turístico icónico de la región de la Patagonia.
Mientras los pasajeros y el personal comienzan a llegar temprano en la mañana, decenas de personas siguen durmiendo, algunas en sillas y otras en el suelo.
Algunos tienen mantas, pero muchos duermen directamente en el suelo, esparcidos por el aeropuerto con sus pocas pertenencias cerca. El aeropuerto, conocido coloquialmente como Aeroparque, se ha convertido prácticamente en un albergue nocturno para vagabundos.
Una vez que los pasajeros comienzan a llegar, algunos de los que pernoctan se dirigen a pasar el día en los comedores de beneficencia, aunque otros merodean por los terrenos del aeropuerto pidiendo cambio en los semáforos y algunos se quedan sentados en sillas mezclándose con los viajeros.
Es un claro reflejo de la creciente pobreza en un país donde una de las tasas de inflación más altas del mundo está dificultando que muchos lleguen a fin de mes.
“Si pago el alquiler, no como. Y si pago la comida, estoy en la calle”, dijo Roxana Silva, quien vive en el aeropuerto con su esposo, Gustavo Andrés Corrales, desde hace dos años.
Silva recibe una pensión del gobierno de alrededor de 45.000 pesos, lo que equivale a unos 213 dólares al tipo de cambio oficial y aproximadamente la mitad en el mercado negro. “No tengo suficiente para vivir”, se lamenta Silva.
Dijo que ella y su esposo se turnan para dormir, por lo que siempre hay alguien vigilando sus posesiones.
Cada vez más argentinos se encuentran en la situación de Silva a medida que la inflación empeora, alcanzando una tasa anual de 102,5% en febrero. Aunque Argentina ha estado acostumbrada a una inflación de dos dígitos durante años, esa fue la primera vez que el aumento anual de los precios al consumidor alcanzó los tres dígitos desde 1991.
La alta inflación ha sido especialmente pronunciada para los alimentos básicos, afectando más a los pobres.
La tasa de pobreza aumentó al 39,2% de la población en el segundo semestre de 2022, un aumento de tres puntos porcentuales con respecto a los primeros seis meses del año, según la agencia nacional de estadísticas de Argentina, Entre los niños menores de 15 años, la tasa de pobreza aumentó más de tres puntos porcentuales hasta el 54,2%.