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Viernes, 18 Octubre 2019 15:50

La violencia callejera se intensifica en Barcelona y se ceba con la policía en otra noche de caos

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Antidisturbios de la Policia Nacional delante de un gran fuego en Via Laietana, en Barcelona. En vídeo, imágenes de los disturbios en el quinto día de protestas. Antidisturbios de la Policia Nacional delante de un gran fuego en Via Laietana, en Barcelona. En vídeo, imágenes de los disturbios en el quinto día de protestas. ALBERT GARCÍA

Los Mossos confirman que se han lanzado bolas de acero y piedras contra la línea policial de la Jefatura Superior de Cataluña

Barcelona vivió el viernes su quinta noche consecutiva de disturbios. Los altercados de la jornada fueron especialmente virulentos por su duración, su intensidad y dosis de violencia que emplearon los manifestantes. Más allá del rechazo a la sentencia emitida por el Tribunal Supremo contra los líderes del procés, los jóvenes pusieron en el centro de la diana a los policías. Miles de jóvenes se enfrentaron con gran violencia y durante horas a la policía. Los violentos cercaron la sede central de la Policía Nacional, donde arrojaron objetos, levantaron barricadas e incendiaron contenedores. Al anochecer, la protesta se trasladó al centro, donde los Mossos emplearon una tanqueta con cañón de agua. Al menos tres policías resultaron heridos.

Una multitud reivindicó este viernes en Barcelona su firme rechazo a la sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes del proceso independentista catalán. Lo hicieron con una masiva concentración, en paralelo a una huelga general que colapsó los accesos a la ciudad durante casi todo el día. Esta manifestación multitudinaria transcurrió pacíficamente. Pero la violencia acabó, de nuevo, empañando otra jornada en Barcelona. Grupos de jóvenes ajenos a la convocatoria de las entidades secesionistas volvieron a protagonizar una batalla campal contra la Policía y los Mossos con barricadas a menos de un kilómetro de la marcha principal.

El lunes, con la sentencia recién publicada, el escenario escogido fue el aeropuerto de El Prat: una acción espectacular para llamar la atención del mundo. Hubo enfrentamientos y los Mossos y la Policía respondieron con contundencia. El martes lo fueron las delegaciones del Gobierno en Cataluña, símbolo del poder del Estado “opresor”. El miércoles y el jueves, los disturbios —organizados y liderados por grupos de independentistas revolucionarios y anarquistas y secundados por jóvenes estudiantes— se extendieron sin control por todo el centro de Barcelona. Adoptaron ya entonces un cariz antipolicial: la protesta por el fallo del Tribunal Supremo se transformó en una revuelta contra las fuerzas de seguridad, fuese cual fuese el color del uniforme.

Este viernes esa animadversión llegó a su punto álgido con la quinta jornada consecutiva de incidentes. Durante siete horas, miles de jóvenes cercaron la Jefatura Superior del Cuerpo Nacional de Policía. Por la noche, los incidentes se extendieron por el corazón de Barcelona. Los incidentes han dejado un reguero de heridos (77 Cataluña, 52 de ellos en Barcelona), detenidos (17, cuatro de ellos en Barcelona) y destrozos. Al menos tres agentes, además, resultaron heridos al ser alcanzados por el impacto de objetos.

Un nutrido grupo de jóvenes permaneció ajeno a la convocatoria pacífica que congregó en Barcelona a cientos de miles de personas llegadas de toda Cataluña. Tras una manifestación de estudiantes contra la sentencia y la “represión” policial, miles de ellos se plantaron frente al número 43 de la Via Laietana. Allí está la principal sede en Cataluña de la Policía Nacional, responsable de las cargas policiales del 1 de octubre de 2017 contra los votantes del referéndum. Unos 50 mandos y agentes del cuerpo permanecen investigados por supuestas malas prácticas. Aquella actuación acrecentó la animadversión del independentismo hacia la Policía Nacional.

Mientras esto ocurría, el presidente de la Generalitat, Quim Torra, volvió a guardar un clamoroso silencio. Aunque optó por no participar en las marchas independentistas y mantener largas reuniones con sus colaboradores, la oposición al completo reclamó su dimisión. Asediado por tierra mar y aire, Torra tiene a su Gobierno pendiendo de un hilo por las incoherencias internas. "¿Dónde está el president? Todo esto es inaceptable y tiene que dimitir", dijo el líder del PSC, Miquel Iceta. Sí compareció a las 21.30 el consejero de Interior, Miquel Buch, que atribuyó los actos de "violencia extrema" a "grupos organizados" y pidió a los ciudadanos que los "aislaran".

Jessica Mouzo Quintans, Jesús García

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