José Luis Rodrigo López, un hombre de 84 años murió el pasado 25 de diciembre en Huesca (Aragón, España) tres días después de ganar el Gordo de la Lotería de Navidad, informa El Heraldo.
Cuando el fallecido se enteró de que el número de su boleto había obtenido el primer premio de ese ganado sorteo nacional, decidió corroborar esa información en su casa, donde comprobó que iba a recibir algo más de 400.000 euros, alrededor de 455.000 dólares.
Ese anciano fue a cobrar el premio el 24 de diciembre, pero durante la Nochebuena se sintió indispuesto y fue trasladado de urgencia a un hospital, donde perdió la vida a la mañana siguiente por motivos aún no precisados.
Su funeral se celebró este miércoles y generó consternación entre muchos vecinos de esa esa localidad, que conocían al finado porque atendió durante varios años una tienda textil que su padre fundó hace casi 70 años.
El sábado 22 de diciembre, José Luis Rodrigo realizaba algunas compras por el barrio de San José cuando vio que había revuelo en la puerta de la administración de lotería número 5, en la avenida Juan XXIII. Se acercó y se enteró de que allí se había vendido el Gordo de Navidad, el 03.347 que los niños de San Idelfonso cantaron a las 12.35.
Cuando escuchó que ese número era el que llevaba la Asociación de Antiguos Alumnos del colegio San Viator de Huesca se dio cuenta de que a él también le había tocado. Según dijo, tenía que comprobarlo en casa porque todos los años compraba, como sus amigos. También recordó que durante muchos años Almacenes Rodrigo López había patrocinado los talonarios de las participaciones de la lotería que la asociación vendía por Navidad. Además, señaló que él mismo era exalumno del colegio.
El lunes por la mañana fue a cobrar el premio. Según han comentado algunos conocidos tenía dos décimos. Esa misma noche se sintió indispuesto y lo llevaron al Servicio de Urgencias del hospital San Jorge de Huesca. Quedó ingresado en la uci y falleció a la mañana siguiente.
Unas semanas antes de cerrar la tienda y cuando la decisión ya estaba tomada, José Luis Rodrigo López comentó que los negocios eran "un poco como las personas; nacen, tienen su momento de apogeo y luego empeoran y tienen que acabar".