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Miércoles, 01 Noviembre 2017 07:48

Uber, en situación crítica tras el ataque terrorista de Nueva York

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Sayfullo Saipov, el antiguo conductor de Uber Sayfullo Saipov, el antiguo conductor de Uber AP

Corren malos tiempos para Uber.

La popular empresa de transporte privado, que cuenta con más de 6.000 empleados y que permite conectar a sus conductores con los clientes, lleva un 2017 negro por culpa de varios escándalos que han lastrado su reputación y han reducido su número de clientes. Ahora una nueva controversia asoma en el horizonte de la empresa de San Francisco.

El atentado cometido en Nueva York la noche de Halloween, en el que murieron 8 personas, fue supuestamente cometido por Sayfullo Habibullaevic Saipov, un hombre de 29 años que había sido conductor de Uber.

Concretamente el joven trabajó para la compañía durante 6 meses e hizo más de 1.400 viajes antes de que la empresa le excluyera de la aplicación que permite reservar los trayectos. Por el momento Uber no ha explicado las razones que le llevaron a prescindir de él, pero CBS News apunta a que recibió cuatro infracciones de tráfico.

En este sentido la compañía es clara y además de por infracciones en las leyes locales, otros motivos por los que un conductor puede perder el acceso a la plataforma son: recibir malas calificaciones, dañar las propiedades de los pasajeros, contacto físico con los clientes o lenguaje inapropiado o abusivo.

Al parecer, Saipov cumplía los tres requerimientos necesarios para ser conductor de Uber en Estados Unidos. En primer lugar, no tenía condenas por delitos graves, en segundo, no tenía tres infracciones de tráfico en los últimos tres años y finalmente, el conductor llevaba más de un año con el permiso de conducir estadounidense.

Este último caso solo es la punta de lanza de un año que está siendo muy negativo para los intereses de la compañía. No han faltado escándalos de acoso sexual, campañas en contra, demandas, críticas de los conductores o culpar a una víctima de una violación, pero sin duda la mayor preocupación ha sido la decisión de la ciudad de Londres de retirar la licencia a Uber por razones de “seguridad pública”.

La compañía había logrado una gran acogida en la capital británica (3,5 millones de clientes), pero la seguridad de los pasajeros ha terminado por lastrarla, después de que se hayan producido diversos incidentes con los conductores que Uber no ha sido capaz de resolver. Concretamente, las autoridades londinenses critican que la empresa no explique bien ni como se obtienen los certificados médicos ni los penales en la concesión de licencias. Tampoco están de acuerdo en la forma de informar sobre “delitos graves”.

Otro momento doloroso para Uber llegó en enero cuando se hizo viral la campaña #DeleteUber y le llevó a perder cientos de miles de clientes. El motivo principal fue que la compañía subió los precios durante la protesta de los taxistas de Nueva York contra el veto migratorio de Trump. Los ciudadanos no se tomaron bien la forma en la que la empresa intentó sacar partido e iniciaron una campaña de boicot que fue muy exitosa.

Finalmente, otro caso que no se puede olvidar es el de la demanda que interpuso Waymo, compañía de coches automáticos perteneciente a la matriz de Google, en la que acusaba a Uber de robar su tecnología gracias a un antiguo ingeniero que supuestamente les llevó secretos comerciales.

Tras varios años de crecimiento e implantación, ahora Uber enfrenta un momento delicado en el que a las controversias se une el aumento de la competencia que puede lastrar su mercado. Veremos si la compañía es capaz de salir adelante o si por el contrario cae con la misma velocidad con la que apareció hace más de un lustro.

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