El homeópata Leonhard Blume, de 73 años, el científico Günter Eckardt, de 67, y el especialista en georadares Peter Lohr, de 71, están convencidos de que la desaparecida y mítica Cámara de Ámbar de los zares rusos se encuentra en la cueva del Príncipe, en las colinas de Hartenstein.
Con ayuda de un radar, Lohr descubrió unas catacumbas subterráneas y lo que parecen ser unos búnkeres y ahora las autoridades le han dado permiso para explorar a fondo la zona.
Según Lohr, "el escondite está bajo tierra, donde había una línea de ferrocarril en la que se detuvo en abril de 1945 un tren procedente de Königsberg", dijo.
Königsberg, ahora Kaliningrado, era la capital de Prusia Oriental, donde se guardó la Cámara de Ámbar tras la caída del Imperio ruso.
Como su nombre indica, la decoración de la lujosa habitación estaba hecha de ámbar, oro y piedras preciosas, y era considerada una obra maestra del arte barroco. Su valor se calcula en unos 255 millones de dólares.
El paradero de este mítico tesoro ha sido un misterio desde los últimos días de la Segunda Guerra Mundial.