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Lunes, 06 Junio 2016 02:51

Escándalo en Colombia por cirujanos plásticos con ‘títulos express’ que arruinan cuerpos... y vidas

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Las cicatrices con las que quedó la víctima de un mal procedimiento quirúrgico Las cicatrices con las que quedó la víctima de un mal procedimiento quirúrgico

Un par de largas, gruesas y profundas cicatrices en sus senos le recuerdan a Lorena, todos los días antes de entrar a la ducha, que su cuerpo carga las consecuencias de una mala cirugía plástica.

 

Aunque parece la típica historia de una cirugía estética que salió mal por ahorrar costos o realizarla en lugares clandestinos, esta no lo es. Lorena Beltrán, una periodista colombiana de 21 años, fue operada en un exclusivo sector de Bogotá pagó por su cirugía cerca de 4.700.000 pesos colombianos (unos 1,600 dólares) -el valor promedio del costo de esos procedimientos- y se aseguró de que su médico, Francisco Sales Puccini, estuviera acreditado para realizarle el procedimiento.

Lorena debía reducir el tamaño de sus senos por dolores en la espalda y complicaciones médicas. Pero todas sus precauciones fueron en vano, pues rápidamente sufrió las consecuencias de haber sido intervenida por un médico sin conocimientos.

“Cuando me quitaron el vendaje en el consultorio de él tenía un pezón negro. No era un tejido morado, no. Mi pezón era absolutamente negro y duro. Cuando me hice presión levemente el pezón se desprendía del seno, se movía de la sutura. Me alarmé. Puede ver susto en su cara pero me dijo que lo que me pasaba era normal”, recuerda la joven.

Ella siguió sus recomendaciones sin ver mejoría. Según cuenta, al consultar de nuevo a su médico le advirtió que, si definitivamente se le moría el tejido, él le pondría un injerto con piel de la entrepierna y luego se lo tatuaría para que quedara similar a su otro pezón. En cualquier caso, fue enfático en advertirle que no acudiera a emergencias y que, en su lugar, pusiera gelatina sin sabor en sus heridas.

“Cualquier cirugía es un riesgo, pero cuando uno está en manos de un profesional, él sabe manejar una complicación de manera adecuada. Bajo ninguna circunstancia considero que aplicar gelatina sin sabor en una herida sea tratar correctamente una cicatriz que no está cerrando bien”, agrega.

Aunque el tejido sanó y el pezón se adhirió a su seno, la cicatrización no fue buena y el daño ya estaba hecho. Aún hoy todavía sufre las consecuencias, pues perdió sensibilidad en el pezón y esto la afecta también emocionalmente. Según cuenta, debe maquillar sus pezones para prepararse para la intimidad pues se siente avergonzada de que la vean así.

De acuerdo con Beltrán, siempre que acudió al médico Sales Puccini este afirmó que todo lo que le ocurría era normal y, como garantía a su trabajo, se ofreció a practicarle una segunda cirugía -con un costo adicional por supuesto- para arreglar sus cicatrices. Pero “el remedio fue peor que la enfermedad” y sus senos terminaron con un aspecto peor que el inicial.

El desconsuelo de Lorena por el daño a su cuerpo la llevó a indagar sobre su médico. Ella recordaba que en su consultorio Sales exhibía sus diplomas de médico general de una universidad colombiana, el de especialista en ginecología y obstetricia y un curso de cirugía plástica en la Universidad Veiga de Almeida en Río de Janeiro (Brasil) con el que obtuvo el aval para operar legalmente en Colombia.

En este país se realizaron cerca de 357.115 cirugías en 2014 según el informe de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica (ISAPS) conocido en julio del año pasado. Es decir, en Colombia se realizaron un 1.8% de los procedimientos estéticos del mundo. En la región, el país se perfila como uno de los mayores destinos para realizar operaciones estéticas.

La periodista indagó y descubrió que su caso no era el único por lo que decidió denunciarlo en medios de comunicación colombianos y liderar en redes sociales la campaña #CirugíaSeguraYA, en la que hace un llamado al Congreso de la República de Colombia para que emita leyes con las que se regule la cirugía plástica.

 

Ángela Mejía Cano

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