Este monumento natural único mide 25 metros. Los estudios demuestran que la planta puede tener la misma edad que las pirámides de Egipto.
Sarv-e Abarkuh es el árbol vivo más antiguo de Asia y el segundo del mundo después del pino Matusalén en California, cuya edad es de unos 4.800 años. La palabra ‘sarv’ se traduce del idioma persa como ciprés y Abarkuh es la ciudad iraní donde se encuentra la planta.
Existen muchas leyendas locales asociadas con el antiguo ciprés. Por ejemplo, algunos creen que el Sarv-e Abarkuh lo plantó Jafet, hijo del profeta bíblico Noé.
La razón principal de su longevidad son las particulares condiciones naturales favorables para el ciprés. Lamentablemente, el uso de los medios de transporte modernos amenaza al ecosistema de la provincia iraní. Sin embargo, hasta hoy, la planta ha logrado adaptarse a un entorno cambiante.
La tradición de plantar árboles ocupó un lugar especial en la cultura del antiguo Irán. La imagen de este proceso se puede encontrar en los bajos relieves de las ruinas de la ciudad de Persépolis. De acuerdo con algunas religiones antiguas, el ciprés tiene un significado sagrado, ya que se mantiene verde durante todo el año.
La primera mención conocida de Sarv-e Abarkuh es del siglo XIV y pertenece al historiador y geógrafo persa Hamdallah Ghazvini. En aquellos tiempos el árbol ya era una famosa atracción turística de la región, según sus obras.