Recientemente, se dio a conocer la portada de agosto de la edición norteamericana de la revista Vogue, en la que aparece la actriz neoyorquina Claire Danes. De las fotografías interiores, tomadas por la legendaria Annie Leibovitz, destaca una en la que la rubia está acostada junto al actor Damian Lewis.
¿Por qué llama la atención esa imagen? Porque, debido al exceso de retoque, tanto la pierna derecha de ella como la izquierda del histrión desaparecen en la falda del vestido de Danes. Pero éste es solo uno de muchos casos que delatan el mal uso de este programa de edición digital.
La edición ha sido criticada por descuidar estos detalles, aunque no es la primera vez que sucede en revista de moda, e incluso en campañas completas de marcas internacionales, que en ocasiones han llevado a dimensiones insólitas los cuerpos femeninos.
El uso de Photoshop en fotografías resulta tan práctico que hasta cambiar el color de los ojos es básico, eso sumado a 'clonar' partes del cuerpo, borrar imperfecciones, agregar objetos y muchos detalles que, para los más fijados puede convertirse en la nueva forma de jugar "las cinco diferencias".
En septiembre de 2011, la modelo Kate Moss protagonizó la cubierta de esta misma publicación con motivo de su boda. Como parte de la serie de imágenes, se incluyó una en la que Moss aparecía abrazando a su hija, Lila Grace. Al observar la toma con detenimiento, puede notarse la eliminación de los dedos anular y meñique de la pequeña.
Gabourey Sidibe, la actriz que encarnara a ‘Precious' en la cinta homónima, ha sido también víctima del retoque, cuando en octubre de 2010 la revista Elle aclaró notablemente su tono de piel en la fotografía de portada, la cual protagonizó junto con otras tres jóvenes de piel blanca.
SÍ SE PARECE
Rostros lozanos y cuerpos estilizados representan para las marcas un imán de compras, de ahí su esmero para que las modelos luzcan "perfectas" en sus anuncios publicitarios. Las casas de belleza, principalmente, suelen abusar del retoque digital en los rostros de varias actrices mayores.
Uno de los casos más evidentes fue el de la firma Helena Rubinstein, que seleccionó a Demi Moore como su representante durante varias temporadas. En las imágenes, la actriz de 50 años presumía un cutis de veinteañera: firme y luminoso. Sin embargo, su apariencia real distaba de lo reflejado en la campaña.
Para el otoño/invierno 2009, la casa francesa Louis Vuitton contrató a Madonna como su imagen. Las fotografías se caracterizaron por acentuados efectos de color, mismos que ayudaron a disimular los estragos del tiempo en el rostro de la cantante.
La campaña Crucero de este año de la firma Gucci es un ejemplo más. En una de las tomas, las piernas de la modelo puertorriqueña Joan Smalls se notaban más delgadas de lo que en verdad son, además de que su cadera lucía desviada unos cuantos centímetros.
En este afán de embellecer y estilizar a las modelos, los profesionales del retoque caen en excesos que, al contrario de su objetivo, las hacen ver deformes o hasta ridículas.
El Universal