Andrés Mountbatten-Windsor, hermano menor del rey británico Carlos III, hizo que le llevaran cuarenta prostitutas a su hotel de cinco estrellas en tan solo cuatro días, afirmó el historiador real Andrew Lownie en un pódcast de Daily Mail.
Según Lownie, ese episodio tuvo lugar durante un viaje a Tailandia financiado por los contribuyentes.
"En 2001, Andrés tiene 41 años, está pasando por su crisis de la mediana edad y básicamente empieza a perseguir a muchísimas mujeres", explicó Lownie.
"Utiliza la excusa de su cargo como enviado comercial, pagado por los contribuyentes, para irse de viaje", continuó, agregando que el ex duque de York solía alojarse en hoteles de lujo en lugar de en embajadas durante sus visitas oficiales, en las que dedicaba dos semanas a su "tiempo privado".
"Andrés hizo traer a 40 prostitutas en el lapso de cuatro días. Todo esto fue posible gracias a diplomáticos y otras personas", aseguró Lownie.
Según sostiene, dicha información fue verificada por múltiples fuentes, incluyendo un corresponsal de Reuters y un miembro de la familia real tailandesa. El historiador describió al ex duque de York como una persona que "no tiene límites morales" y que explotó su papel como enviado comercial para "llenarse los bolsillos".
Sin embargo, manifestó que su hermano Carlos III, que en aquella época poseía el título de príncipe, había aconsejado al entonces primer ministro británico, Tony Blair, no otorgarle a Andrés el cargo de enviado comercial, advirtiéndole que simplemente "perseguiría mujeres y jugaría al golf".
El príncipe Andrés ya no es príncipe La revelación llegó después de que Carlos III iniciara el jueves un proceso formal para retirar los títulos y honores del duque de York y desalojarlo de su residencia real de Royal Lodge, en Windsor, debido a su relación de amistad con el delincuente sexual convicto Jeffrey Epstein y los escándalos mediáticos que la siguieron.
A partir de ahora se llamará Andrés Mountbatten-Windsor. Si bien Andrés ha puesto a prueba la paciencia de la familia real británica por más de 40 años, protagonizando episodios más allá de los vínculos con Epstein que empañaron su reputación, fue ese último escándalo el que precedió la decisión del rey de desterrarlo de la vida pública como miembro de la nobleza.
