La letra de Loquillo habla del binomio puro e inseparable: . Es la marca de la casa que registró Chuck Berry en los años 50 y comenzó a crear la escuela que hoy en día se ha ramificado en multitud de géneros, subgéneros y estilos. La lección parte de la misma raíz 'bluesera' y madura con la rebeldía que imprimió Chuck Berry a cada riff y a cada encuentro con la policía y la sociedad segregada de hace medio siglo. Negro, expresidiario y deseado por adolescentes blancas… la mezcla fue suficiente como para ser considerado en los círculos más conservadores de Estados Unidos como el enemigo número 1 del país. Esta semana, Berry, uno de los grandes arquitectos del rock and roll, ha cumplido 90 años y ha anunciado para 2017 su primer disco de estudio en 38 años. Este abuelo pide su turno para hablar.
¿Por qué Elvis Presley fue etiquetado como el rey del rock and roll? Estaban los negros Fats Domino, Little Richard o el propio Berry, pero la mayor popularidad de ese momento se la llevó Elvis Presley, Carl Perkins, Buddy Holly y Bill Halley, seguidos de Jerry Lee Lewis, Eddie Cochran y Gene Vincent. Todos blancos. La llegada de la televisión popularizó la música y a los artistas de la época. A través de ella, muchos norteamericanos descubrieron, entre otras muchas cosas, que Elvis Presley era blanco. Fue la primera vez en la que se demostró cómo la imagen iba íntimamente relacionada con la industria musical. Y la industria se lanzó una pregunta: ¿qué parte de la población tiene poder adquisitivo? Los blancos. En una sociedad dividida racialmente la apuesta estaba clara y a Elvis, sin restarle ni un ápice a su talento, se le colgó un cartel que es discutible desde el punto de vista musical. Hizo caso a la industria con sus temas y baladas y, económicamente, sí que se convirtió el rey del rock.
Quizás, si Chuck Berry no hubiera pasado dos veces por la cárcel, el curso de la historia del rock and roll hubiera podido ser diferente. La primera vez fue arrestado y condenado diez años (cumplió tres) por el delito de robo a mano armada de tres tiendas y de un automóvil (antes de ser famoso) y la segunda cinco años (cumplió dos) por infringir la Ley Mann al “transportar a una menor de edad a través de la frontera del estado para fines inmorales” y mantenerla bajo su cuidado.
Fomentó el baile entre negros y blancos
Chuck Berry era, y lo sigue siendo, íntegro dentro y fuera de un escenario, sin tener en cuenta que sus acciones podían perjudicar a su perfil público ante la masa. La industria no le podía manejar. En 1958, cuando su fama ya era considerable y justo antes de su segundo paso por prisión, fundó en San Luis -donde residía- el Club Bandstand, que permitía la entrada de clientes sin hacer distinción en su raza y fomentando el baile entre negros y blancos. Antes de los miles de grupos que han salido en estas cinco últimas décadas -plagados de rebeldes sin causa- hubo uno llamado Chuck que sí tenía una muy buena: su color de piel.
De hecho, si entre finales del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX eso de ser negro y tocar una guitarra era de lo más común en EEUU, a raíz del poder de la pequeña pantalla cambió radicalmente la historia y el siguiente negro en triunfar con seis cuerdas en la mano sería Johnny Allen Hendrix. Aunque Jimmy debió emigrar a Inglaterra para, con un grupo de blancos, llamar la atención en el país de The Beatles. De ahí dio el salto a su nación ya en un pedestal celestial del que nunca bajaría. Algo similar le había ocurrido previamente a Taj Mahal, uno de los primeros músicos underground que triunfó primero entre el público gracias al apoyo de otras bandas y quien sólo así logró que la industria de finales de los 60 y los 70 le hiciera caso.