Esta iniciativa, según The Wall Street Journal, ha desatado una nueva carrera por la energía lunar, en la que Estados Unidos desafía al tándem ruso-chino, temiendo su dominio en el globo plateado.
Para realizar este ambicioso plan, la NASA se apoya en el sector privado: empresas como SpaceX de Elon Musk, Blue Origin de Jeff Bezos o United Launch Alliance (Boeing y Lockheed Martin) podrían entregar la carga, mientras que el módulo de aterrizaje garantizaría el aterrizaje suave del reactor.
"Confiamos en la industria para convertir la ficción en realidad", — subraya la agencia, considerando esto como la clave para las bases a largo plazo, donde los paneles solares se ponen en funcionamiento antes de la noche lunar de dos semanas, y la energía nuclear garantiza un funcionamiento estable durante 10 años.
La competencia se está intensificando: China y Rusia están insinuando un proyecto conjunto para construir una planta de energía nuclear lunar a mediados de la década de 2030, integrándola a la base china.